La madre de Cristina: “No teníamos ni ropa: cosíamos faldas con las banderas nazis de las cruces gamadas”

Ingeborg Schlichting vuelve a la antena de Fin de Semana para contarnos sus recuerdos del confinamiento durante la II Guerra Mundial

Cristina L. SchlichtingMiguel Soria

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La madre de Cristina ha contado en Fin de Semana con Cristina sus recuerdos de la II Guerra Mundial, en concreto de la escasez: “El problema era el suministro porque nosotros teníamos cartillas de racionamiento y si el suministro hubiera funcionado habríamos podido seguir tirando, pero es que las tiendas estaban vacías y tú tenías la cartilla pero no podías comprar, así que cuando te llegaba un suministro de azúcar o de carne, corría la voz y la gente hacía unas colas impresionantes, como las familias que tenían que tenían que levantarse a las 4 de la mañana y se ponían en la cola para conseguir algo de comida, pero muchas veces llegaba la hora de abrir la tienda y ya no te tocaba”.

Ingeborg también ha contado que su madre tenía un huerto cerca de casa y era “un privilegio”: “Hacíamos conservas de todo el año, de mermeladas, de zumos… e íbamos tirando. También teníamos conejos y los criábamos, con eso y con lo que sacábamos del huerto salíamos adelante”.

Sobre la ropa, la madre de Cristina ha relatado que les hacían “pantalones de una mantas que picaban que era espantoso, y en verano mi madre cogía una bandera, porque los altos mandos cuando venían por cualquier motivo éramos obligados a sacar la bandera, pues mi madre cogía la cruz gamada, la recortaba y, con la parte colorada, nos hacíamos los vestidos y las faldas”. “Había controles en la calle y te subían a casa si no sacabas la bandera y te llamaban la atención”, ha añadido.

“Los zapatos eran un problema”, ha continuado, “porque necesitabas un vale especial para que nos dieran unos, que prácticamente los niños tenían que ir en calcetines para que te dieran un vale. Los zapatos tenían suelas de madera y la parte de arriba era de cartón piedra. Según llovía se desgastaban muchísimo y los padres nos abroncaban”.

“Yo nunca me he visto en pobreza”, ha asegurado la madre de Cristina: “Es curioso porque los niños tienen otros problemas. Si no había juguetes jugábamos con las flores y si no había libros pues los cogíamos de segunda mano y con eso disfrutábamos”.