La madre de Cristina: “En la Extremadura de los 50 se sorprendían de que una mujer hiciese gimnasia”
Ingeborg Schlichting hace memoria en Fin de Semana y recuerda cómo hacía de institutriz y enseñaba a los niños español y deporte
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Continúa la historia de Ingerborg Schlichting en Fin de Semana hablando de uno de sus primeros trabajos: ““Fui a Extremadura, me coloqué en casa de una familia como institutriz. Por aquel entonces no sabía dónde estaba Extremadura. Fui en el tren con los tres niños, llegamos y fuimos a un cortijo que había allí. No había carreteras, solo caminos rurales sin asfaltar, muy abandonada en aquel entonces”.
Sigue con la fotografía de cómo veía la falta de recursos para moverse: “No había de nada, los pueblos eran muy mísieros y la pobreza era total. El señorío dominaba. He visto escenas que me conmovieron porque los pastores todavía vivían chozas y dormían en casa. Niños sin escolarizar… me daba mucha pena, además poco podía hacer yo. No había nada, solo se podía ir en burro. Así que daba clase a los niños, les enseñé a escribir con el poco español que sabía. Los niños ayudaban en las cosechas o con el ganado, eran analfabetos totales. No había ni agua corriente en la finca, había una persona encargada, el aguador. Había cuatro baños enormes y un mozo que traía en un barril enorme agua, de un lado para otro para que los baños pudieran funcionar. Todo en pleno campo”.
Mientras tanto, en Alemania, la familia de Ingerborg leías las historias de su hija todos reunidos: “Mi madre decía que leía mis cartas y la gente se reunía para escucharlas. Los hombres en aquella época eran tremendos, yo hacía gimnasia con los niños en el jardín y llevaba ropa de gimnasia. Pasaba un grupo de mozos y me decían que no podía hacer gimnasia fuera, que la hiciera dentro porque los hombres no trabajan y solo me miraban”.