La incómoda y agresiva visita que recibió Marian Rojas en consulta por su lucha contra la pornografía

La psiquiatra explicaba en 'Fin de Semana' las consecuencias que tiene el consumo del porno entre jóvenes y adultos y daba las claves sobre cómo luchar contra ella

Ana Rumí

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Es, sin lugar a dudas, una de las epidemias más grandes de nuestra sociedad y una de las lacras contra las que más debemos luchar: la pornografía. Y es que, cada vez más, está instalada entre nuestros jóvenes, distorsionando la realidad de la sexualidad y dejando consecuencias nefastas

Por aportar algunos datos, 7 de cada 10 adolescentes españoles consumen pornografía de forma regular, y la edad de comienzo de este consumo cada vez es más baja: entre los 8 y 11 años. Un dato de lo más alarmante, teniendo en cuenta las terribles consecuencias que dejan en el cerebro.

El problema no se limita solo a los más jóvenes. España es uno de los países del mundo en el que más pornografía se consume. 1 de cada 6 sitios web visitados se dedican a este negocio. 7 de cada 10 consumidores son hombres. Solo en nuestro país es un negocio que mueve más de 400 millones de euros al año, en el mundo 100.000 millones de dólares.

Un negocio que trafica con las personas y que, por supuesto, preocupa a los padres, ya que los niños y adolescentes acceden a la pornografía a través de cualquier soporte digital. Por eso, en 'Fin de Semana' nos preguntamos qué es lo que podemos hacer para impedir este acceso, y se lo preguntamos a nuestra psiquiatra de cabecera, Marian Rojas.

La incómoda visita que recibió Marian Rojas por luchar contra el porno

Nos sentamos, como cada sábado, en su diván para que nos explique las terribles consecuencias que deja este consumo en la sociedad y nos dé las claves de cómo luchar contra él. 

Y es que, como ella misma admitía, es muy "sensible" a este tema de la pornografía, porque cuando empezó a ejercer su carrera lo hizo en Camboya, ayudando a jóvenes prostitutas víctimas de abuso y de redes de pornografía.

Cuando regresó a España con esa mochila a sus espaldas, decidió compartir su experiencia, sin imaginar que le empezarían a llegar correos de jóvenes que, aquí en España, sufría las consecuencias de la prostitución y de la pornografía.

"Judith, una chica, actriz porno, vino a pedirme ayuda ella se decide suicidar porque quiere tener un futuro con hijos pero cómo hacerlo si toda su vida sexual está en internet" comenzaba contando.

Al final, decía, pudo ayudarla y no tuvieron que lamentar ningún suicidio, y, como agradecimiento, ella empezó a mandarle a consulta a sus excompañeras de trabajo. "Una de ellas me dijo que el productor de sus vídeos quería conocerme porque estaba harto de que le quitara trabajo" explicaba.

Y eso terminó pasando, ya que dicho productor llegó a la consulta de Marian Rojas de forma muy agresiva para reclamarle que le "dejara hacer su trabajo". La psiquiatra contaba que ella, tras una conversación tensa, le preguntó si sentía "orgulloso" de lo que estaba haciendo.

"Me dijo 'Bueno, he conseguido cambiar la edad de consumo y he ganado no sé cuantos millones', y entonces me di cuenta de que quería introducir la pornografía en nuestros hijos. Para él es dinero" decía, con mucha tristeza.

Las consecuencias en el cerebro de ver porno

Y es que no es ninguna broma eso de que el porno se ha convertido en una gran epidemia social contra la que cada vez es más difícil luchar. Se trata, sin duda, de un negocio en el que poco importan las personas y las consecuencias a largo plazo que pueden sufrir.

"Al final, tu escuela de sexualidad es la pornografía, y uno de los temas que pasan ahora es que las cámaras no quieren grabar besos, ternura, caricia...Solo lo fuerte del acto" comenzaba explicando Marian Rojas.

"Lo dopamínico es la excitación y cada vez necesitas más. La dopamina necesita cada vez más intensidad. Te nutres de algo que no es la vida real. Igual que muchas drogas llegan por la nariz o la boca, este llega por los ojos, hay que proteger y los menores de edad están muy expuestos" decía.

Y no solo eso, porque como apuntaba, a los más jóvenes estas imágenes, más que excitación, les puede generar un trauma. "Los adolescentes se enganchan muchísimo, y viene mucha violencia. Los casos que he visto de manadas en los últimos años, todos veían horas y horas de pornografía" explicaba.

Y como dice, no solo afecta a los más jóvenes, sino a los propios adultos, que cambian por completo su percepción de la sexualidad y su "sistema de recompensa, y las relaciones con tu pareja ya no te llenan".

Por eso, sentenciaba, hay que hablar largo y tendido de estos temas y, sobre todo, "no tener miedo de pedir ayuda".