‘La Esquina del Misterio’: ¿se debió la locura de Juana la Loca a una posesión demoníaca?

El periodista, historiador y escritor José María Zavala profundiza en Fin de Semana con Cristina en el sufrimiento que vivió la que fuera reina de Castilla

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Vuelve a Fin de Semana con Cristina ‘La Esquina del Misterio’, la exitosa sección en la que nos preguntamos por las cosas que más nos desconciertan y que parece que está prohibido mencionar.

José María Zavala llega a deshacer un entuerto: ¿era la locura de Juana la Loca una posesión demoníaca? “Yo tengo mis reservas”, afirma el escritor, periodista e historiador, que asegura que “no estaba loca, era distinto lo que tenía”.

“Investigando un día para un libro que luego escribí, ‘Isabel íntima’”, cuenta Zavala, “me topé con un legajo excepcional: una carta del jesuita Francisco de Borja, ex duque de Gandía y futuro santo de la Iglesia católica, al también futuro rey Felipe II, nieto de Juana la Loca. Y que decía ‘ojo con tu abuelita Juana porque necesita varios remedios, entre ellos, que se impida a las mujeres al servicio de la reina entrar en sus habitaciones, que se coloquen crucifijos en todas las dependencias del palacio, y que la propia infeliz oiga Misa diaria y, a ser posible, se le lean los Santos Evangelios”. El escritor añade que “desde la Semana Santa de 1552 hasta la de 1554, Francisco de Borja visitó varias veces a doña Juana; el único que le llevó consuelo y la asistió espiritualmente en el lecho de muerte”.

El historiador comenta, además, una anécdota: “Juana sorprendió a una de las amantes de Felipe el Hermoso, cogió unas tijeras y le cortó las trenzas rubias. Esta mujer sufrió lo indecible porque su marido era un sinvergüenza y ella estaba muy enamorada de él, siempre le fue fiel, y eso pasa factura, estaba tocada por esa falta de amor contigua. Pero también es verdad que cuando leo ese legajo de San Francisco digo ‘qué barbaridad, ¿a qué se deberá? Ella se apartó de Dios y quizá, por esa razón, San Francisco de Borja, yo lo interpreto así, pudo llegar a pensar que Juana tenía una necesidad de algún exorcismo o de símbolos religiosos en las estancias privadas de palacio”, finaliza Zavala.