‘La Esquina del Misterio’: la realidad tras ‘Expediente Warren: Obligado por el diablo’

Pedro Delgado Cavilla, escritor y autor de El demonio en el cine, cuenta en Fin de Semana con Cristina los entresijos de una de las sagas demoníacas más taquilleras del cine

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Volvemos a abrir el melón de lo desconocido y lo intrigante, vuelve ‘La Esquina del Misterio’ a Fin de Semana con Cristina, esta vez para hablar de ‘Expediente Warren: Obligado por el demonio’, una de las películas más taquilleras de este verano. Esperada por una multitud de espectadores que han seguido la saga desde 2013, cuando se estrenó Expediente Warren: The Conjuring. El Conjuro. Ocho películas en ocho años con un público leal, hoy que tan difícil es eso que llaman los expertos “fidelizar” a espectadores y consumidores.

Nos acercamos a este fenómeno social, cargado de enigmas por desentrañar, de la mano del escritor y autor de ‘El demonio en el cine’ Pedro Delgado Cavilla, quien explica que “el matrimonio Warren ha sido muy famoso en EE.UU., formado por Ed y Lorraine, que se meten en todos los saraos supuestamente parapsicológicos y salen en las televisiones”.

“Con cierto descaro en 1952 ambos fundan la Sociedad para la Investigación Psíquica de Nueva Inglaterra, incluso se venden como exorcistas, cosa que no es real porque la Iglesia tiene los suyos, pero alcanzan mucha fama y son escuchados en los medios”, relata Delgado, que recurre a Terror en Amityville, una historia famosa durante los 70 y 80, ¿qué tuvo que ver con los esposos Warren? “Mucho. Los Warren aparecen en la investigación del polémico asunto de esa localidad próxima a Nueva York. Y los encontramos en Expediente Warren: El Caso Enfield, la tercera película de la saga. Los vemos allí antes de viajar a Enfield, las afueras de Londres. Conocer qué pasó en Amityville nos puede dar el perfil del matrimonio Warren. En esa localidad próxima a Nueva York, en 1974, un muchacho, Ronald DeFeo, asesina a su padres y hermanos. Una conmoción en Estados Unidos. Posteriormente, la casa la compra un matrimonio, los Lutz, quienes la abandonan aterrorizados por culpa de manifestaciones malignas. Eso salta a la prensa e intervienen diferentes parapsicólogos y todos quieren sacar su libro, hacerse populares, explicando los hechos. Entramos en un cúmulo de enredos, demandas judiciales e intereses ocultos. Weber, el abogado del asesino, al que han caído 150 años de cárcel, quiere plantear la teoría de que el muchacho estaba inducido por el diablo. Y aquí entran los Warren que, con periodistas y gente de Universidad de Duke hacen un par de sesiones de espiritismo en la casa y sostienen que está encantada, con espíritus malignos, aunque nadie nota nada”.

Por todo ello el autor se inclina por la posibilidad de que fuera un montaje y, para ello, pone lo que cree que es un ejemplo de “lo oscuro que es el recorrido de los Warren: “’Annabelle’, otra película, sobre una muñeca maldita, que los Warren conservan en su museo de objetos dedicados al ocultismo en Connecticut. De su existencia hablaron en el libro El demonólogo, publicado en 1970. Visto así no tendría la menor importancia pero en 1963 la serie de TV ‘En los límites de la realidad’, su capítulo de 1963, titulado Living Doll (La muñeca viviente) nos presentaba una ingenua familia en la que la hija recibía una muñeca diabólica, curiosamente la madre de la niña en aquel capítulo se llamaba Annabelle”.

En consecuencia, Pedro Delgado cree que “lo de Amityville parece un anticipo de lo que ocurre en Expediente Warren: Obligado por el demonio’: “Sí porque aquí se repite un hecho real. En 1981 el joven Arne Cheyenne apuñaló a su casero con ensañamiento y también se quiso echar la culpa al diablo. Esto se publicó en otro libro, El demonio en Connecticut, de acuerdo con Ed y Lorraine Warren. Según ellos, David Glatzel, un niño de 11 años estaba poseído por un diablo, y en el intento de liberarlo, Arne Cheyenne, novio de la hermana del pequeño David Glatzel le dijo al demonio que dejara al crío y que pasara a su cuerpo, lo que nos recuerda sospechosamente al padre Karras en El Exorcista, cuando le pide al diablo Pazuzu que deje a la niña y pase a él, para inmediatamente suicidarse y fastidiar al diablo”.

En 2007 Carl Glatzel, hermano mayor de David interpuso varias demandas por el libro y también a la Warner, la productora y distribuidora de la película, alegando que su hermano nunca estuvo endemoniado y que solo tenía una enfermedad mental”, añade el autor, que continúa: “El autor del libro exige 900 millones de dólares a la Warner Bros, alegando que todas las famosas experiencias de los Warren son un invento de él y por lo tanto los derechos de las historias son suyos. Al final no fue a ningún lado porque, de forma extrajudicial, se llegó a un acuerdo y la cosa quedó en nada”, finaliza.