‘La Esquina del Misterio’: la democracia podría haber surgido de cócteles alucinógenos griegos
El divulgador científico y escritor explica en Fin de Semana con Cristina el sorprendente hallazgo en Gerona: una copa antigua con un alucinógeno
Madrid - Publicado el - Actualizado
4 min lectura
A veces nos parece que el mundo de los estupefacientes es un asunto moderno, pero los hombres siempre han buscado métodos para aturdirse y, en algunos casos, para relacionarse con el ‘otro lado’ de la realidad, el ‘mundo secreto’.
Unas investigaciones modernas han descubierto algunas de estas sustancias en el fondo de un cáliz, que llaman el cáliz de Eleusis, que ahora está en territorio catán, tierras españolas.
Javier Sierra, protagonista de ‘La Esquina del Misterio’ de Fin de Semana con Cristina, vuelve para contar estas fórmulas antiguas para relacionarse con ese ‘más allá’. “Todos: Platón, Aristóteles, Sófocles, Marco Aurelio… parecía que practicaban estos métodos porque, obviamente, su ingesta se hacía, al parecer, en el marco de rituales secretos, tenían prohibido, por tanto, escribir o hablar sobre ellos fuera de las ceremonias iniciáticas a las que pertenecían y, hasta fechas muy recientes, incluso desconocíamos la fórmula de lo que esta gente ingería. Ha sido un descubrimiento arqueológico que se hizo en los años 90 en Gerona, en la zona de Ampurias, en una colonia griega, que parece que va a desvelar ese secreto. Es una historia realmente fascinante”.
“Lo que ocurrió es que dos arqueólogos catalanes, Enriqueta Pons y un colaborador suyo, descubrieron un pequeño cáliz, del tamaño de un chupito, dentro de un oratorio privado que desenterraron y que fecharon en torno al S. IV a.C.”, relata Sierra, que continúa: “En ese oratorio, además de encontrar restos de enterramientos, encontraron unas figuritas de la diosas Deméter y Perséfone, lo que ha hecho suponer que, en aquel lugar, tenían lugar los ritos conocidos como ‘misterios eleusinos’, es decir, los ritos de Eleusis. En ese cuenco encontraron unas sustancias orgánicas que, cuando han sido analizadas, han demostrado su composición, y ahí es donde se ha generado un debate de alcance mundial”.
Sobre estos ritos, Sierra detalla que “están referidos en toda la literatura clásica antigua, eran muy secretos en los que los iniciados entraban en un estado alterado de conciencia que les permitía la comunicación directa con los dioses. Se suponía que, en esos ritos, se practicaba algún tipo de ejercicio físico o de danza con música que favorecían ese estado de conciencia y se sospechaba de la ingesta de algún tipo de sustancia que desataba la conciencia, pero no se tenía constancia exacta de lo que tomaban. Había muchas sospechas y siempre apuntaban a la estrella de este tipo de sustancias que es el cornezuelo del centeno, un estupefaciente que te ponía ‘para allá’, que en el mundo antiguo era alejarse de lo mundano y entrar en el territorio de lo divino, no se hacía con la misma intención evasiva que se tiene hoy. La intención era sagrada, y de hecho algunos intelectuales de la época lo usaban cuando su creatividad topaba con un límite, no podían desarrollar un discurso correcto o una idea política que llevar a los foros”.
“Tanto es así”, continúa el divulgador, “que se sospecha que algunas ideas que hoy son troncales en nuestra civilización, como la de la democracia, podrían haber surgido de la ingesta de estas sustancias. Es un tema que, desde el punto de vista antropológico, no es en absoluto despreciable. Es más, diría que existe la sospecha de que, de alguna manera, esa ingesta ha sido motor de evolución en el cerebro humano, hay incluso algunos estudios académicos que hablan de que hace 3.000 años el ser humano dejó de escuchar voces en la cabeza, esto que es tan común como origen de muchas religiones y creencias, y esa interrupción podría haber sido fruto de un proceso químico provocado por la ingesta de este tipo de estupefacientes, y que después se habría asentado de manera genética y se habría transmitido hasta nuestros días”.
“Hay un estudio que habla de estas voces en la cabeza y dice que tendría que ver con la ‘mente bicameral’: los dos hemisferios del cerebro tendrían su brecha mucho más acentuada en el mundo antiguo que en el de ahora. Hoy tendríamos un cerebro con los hemisferios más interconectados, y en el mundo antiguo, al estar más separados, cuando el dominante emitía una señal, el otro lo escuchaba como si fuera algo que vendría del más allá, y de ahí se producirían muchos de estos espejismos que aparecen referidos en toda la literatura mística, aunque no quiere decir que todos los fenómenos místicos sean esto”, sigue Sierra.
En cuanto a lo hallado en este objeto, “son restos de cerveza y de cornezuelo de centeno, por lo que hablaríamos de un tipo de alucinógeno que provocaría alucinaciones”, asevera el divulgador.
Para rizar el rizo, resulta que “hay intelectuales como Albert Hoffman, padre del LSD, que estuvieron mucho tiempo involucrado en la investigación del Eleusis y buscando la fórmula exacta de los bebedizos, y fallecieron sin encontrarla. Parece que ahora esa fórmula se puede descubrir a partir de un descubrimiento en la Península Ibérica, no en Grecia donde se inventaron estos ritos sino en una de las colonias donde se siguieron practicando hasta la desaparición de los griegos de la península”.