‘La Esquina del Misterio’: Fantomas, el ladrón silencioso que sedujo a la tía de Alfonso XIII

José María Zavala, periodista, escritor y director de cine español, cuenta en Fin de Semana con Cristina la historia este famosísimo 'amigo de lo ajeno'

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Si bien el cine nos ha traído a los ladrones más elegantes y sofisticados en la saga ‘Ocean’s’ o películas como ‘The Italian Job’ y similares, lo cierto es que en la vida real también hemos tenido a estos “amigos de lo ajeno” que cogían lo que no era suyo y lo hacían de forma silenciosa y casi digna de “admirar”.

José María Zavala, periodista, escritor y director de cine, cuenta en Fin de Semana con Cristina, en ‘La Esquina del Misterio’, la historia de Fantomas. Corría el verano de 1912. Eran las dos y media de la madrugada en el glamuroso hotel Metropole de Montecarlo. Hacía tiempo que todos los huéspedes dormían. Por eso, ninguno de ellos hubiera podido advertir la presencia de un hombre enmascarado y embutido en una malla negra, que caminaba con sigilo por uno de los pasillos disponiéndose a penetrar en la habitación de un matrimonio de magnates americanos. Aquel sujeto misterioso llegó hasta la puerta y se detuvo. Respiró hondo e introdujo una ganzúa en la cerradura, que no tardó mucho en ceder; dentro permanecía todo en penumbra.

Pero volvamos al principio de todo: “Eduardo Arcos Puch había nacido en Palma de Mallorca. Era un ‘gentleman’ nacido en Mallorca, con talento para las mujeres y las relaciones sociales que manejó hasta seis identidades y que puso en jaque a Europa con sus robos. Era un individuo elegante y seductor y dominaba varios idiomas. Eddy se movía entre la más alta aristocracia de la época, de hecho En Madrid llegó a codearse con la tía del rey Alfonso XIII, la infanta Eulalia de Borbón, a quien supuestamente cortejó, se conocieron en la Feria de Sevilla, allí fue a robar”.

“Él conoció a su media naranja, una joven argentina llamada Leonor Fioravanti, y se alió con ella para robar a los ricos. Era una especie de ‘Bonnie y Clyde’. Nuestros enamorados cleptómanos hicieron así de los grandes transatlánticos que cubrían la ruta entre Europa y América. En La Habana, era conocido como escritor; en Roma, como escultor bohemio; y en Nueva York, como noble español”, cuenta Zavala.

Pero también “se equivocó”, relata el periodista: “Durante la Gran Guerra, España se convirtió en refugio de grandes fortunas. Eddy actuó demasiadas veces en sus hoteles de lujo, atrayendo el interés de Ramón Fernández-Luna, el sagaz jefe de la Brigada de Investigación Criminal de Madrid, conocido como ‘el Sherlock Holmes español’ y que además fue el que implantó las huellas digitales para fichar a los delincuentes en España”. Él acabó con Fantomas: la detención de Eduardo Arcos se produjo finalmente en una pensión en pleno centro de Madrid”.

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