Schlichting, a los oyentes: "En esta mañana de comienzo de curso has de saber que eres imprescindible"

- 3 MIN

¡Muy buenos días España! ¡Que ya estamos aquí! Somos el retén de 'Fin de Semana', tu gente de alpargata y de andar por casa, los que te servimos y acompañamos los sábados y domingos de 10h a 14h, con todo el cariño del que somos capaces. Si te enganchas ahora a Cope, que sepas que esto es 'Fin de Semana' y que te estábamos esperando y que vienes justo, justo cuando empieza el curso, en el momento preciso en que estrenamos nuestra duodécima temporada, doce años ya acompañándote. Bienvenido.

Y yo siempre digo que lo más hermoso es comenzar. Estamos hechos así, no sé por qué. Nos gusta estrenar y empezar, ilusionarnos con el amanecer, hacer proyectos y emprender. Y esta mañana, bien temprano, de este fin de semana que viene de sol y pocas lluvias, me preguntaba yo cómo ilusionarte. Qué podría encontrar que te hiciese sentir lo que eres, lo más importante que hay en el mundo, el centro del cosmos, la persona. Porque es así. El universo gira sobre sus goznes hasta albergar perfectamente la Tierra, como un útero gigantesco en el que la vida discurre con naturalidad. Y todo estaba minuciosamente dispuesto el día que un óvulo y un espermatozoide se chocaron y te dieron a luz. Y ahí estás, mírate. Único, diferente a todos los demás, engarzado en el espacio y el tiempo diseñados para ti.

ctv-n8x-img 1101

En esta mañana del dos de septiembre de 2021, en que curiosamente celebramos en el santoral los ángeles de la guarda, estás tú, ahí. A lo mejor no en la más óptima de las circunstancias ni perfectamente alegre. Puede que estés en paro. Otra vez. O tal vez enfermo o incluso hasta caminando hacia la muerte, como mi amiga Natalia, que afronta la más grande aventura que afronta el ser humano. O puede que te haya tocado lo más duro, despedirte de un hijo. O de otra persona amada. O que estés viejito, muy viejito, con dolores en todos los huesos y citas con los médicos en cada página de la agenda. Que yo digo que el trabajo de los ancianos son los médicos. A lo mejor tienes una falta en la regla, y no te viene nada bien, y estás preocupada. O estas tan cansado de tu jefe que pensar en el lunes te pone enfermo. En todas estas circunstancias, que alguna vez son las de todos, nos resulta fácil pensar que sobramos. Tenemos ganas de decirle al mundo que siga girando solo, que nosotros nos bajamos. Y... ¿sabes una cosa? Nos equivocamos. Nos equivocamos de parte a parte. Dejamos de comprender el delicado equilibrio de la realidad. La forma en que el mundo está engastado exactamente para ti. Qué bien lo explicaba una persona sabia y anciana que nos visitaba esta semana, el Papa Francisco, a Carlos Herrera.

ctv-axr-herrera

Como lo es Aurelia, que he conocido este verano en Asturias y que cultiva sus tomates en la pequeñísima aldea de San Emiliano. Aurelia que se quedó viuda hace años y ha sacado a sus hijas adelante a pulso, con más valor que el Alcollano, y que todas las noches saca fuerzas para enchufar el pastor eléctrico y ahuyentar al jabalí pesado que quiere comerse las hortalizas. Y como lo son mis amigos Antonio Hernández y Manolo, párrocos en la Puebla de Vícar y en Roquetas, en Almería, que dan clases de español a los inmigrantes del Magreb y del África subsahariana y arriman el hombro en zonas de España donde el 60 por ciento de los escolarizados son extranjeros. El 60 por 100.

O Quique, el metre de La Allandesa, que no sólo borda el pote asturiano y la col rellena de ternera, sino que dirige un equipo familiar de gente que parece que está de fiesta en lugar de trabajando.

Personas, nombres, rostros que hacen España todos los días y que convierten este país lleno de mares y de luz en un rincón maravilloso del mundo al que todo el mundo se pelea por ir y donde todo el mundo quiere jubilarse. No me extraña. Bienvenido, amigo, enhorabuena por ser parte de este lugar y este tiempo. Por ser. Por alegrarnos con tu existencia.