Schlichting: "La solución al caos es sencilla, Pedro Sánchez poniéndose la vacuna públicamente"

- 4 MIN

Ha muerto el marido de la reina de Inglaterra, Felipe de Edimburgo, y Gran Bretaña está de luto. Las banderas ondean a media asta, los diputados llevan banda negra en el brazo y, hasta después de los funerales, se suspenden los compromisos de la jefatura de estado y la aprobación de leyes. Todos los comunicadores, periodistas de televisión y personalidades visten de negro. Éste es el momento en que todos los canales de la prestigiosa emisora de radiotelevisión, la BBC británica, reprogramaban las emisiones para centrarse en la noticia.

Resurge inevitablemente la admiración hacia las naciones que conservan sus tradiciones

En España nos sorprende este rigor, pero a la vez, una y otra vez, resurge inevitablemente la admiración hacia las naciones que conservan sus tradiciones y no tienen empacho en manifestarlas públicamente, con una unidad entre todos que supera cualquier barrera política, social o ideológica. Desde los periódicos de izquierdas hasta los más conservadores, las portadas son unánimes esta mañana, como una manera de decir, somos ingleses, nos enorgullece, y honramos la forma de Estado que nos hemos dado.

Para muchos de nosotros este señor de casi cien años (los cumplía dentro de dos meses) es casi un desconocido, pero lo cierto es que simboliza continuidad y estabilidad, porque acompañó durante 73 años, que se dice pronto, a la Reina de Inglaterra. Tuvo sus salidas de pata de banco, porque era lo que llamaríamos aquí un “poco bocazas” y además fue mujeriego y manifiestamente infiel a la reina, especialmente durante su juventud, y lo saben todos, pero Inglaterra le agradece hoy con una lista minuciosa el trabajo institucional al servicio del país. Han contado y dicen que ha hecho 22.219 actos de representación pública, 637 visitas oficiales en el extranjero y 5.496 discursos. Una vida de trabajo saludando, valorando, representando y dando la mano. Una labor diplomática importante.

Felipe de Edimburgo murió tranquilamente en el Palacio de Windsor y ha expresado que quiere un funeral discreto e íntimo, de estilo militar, en la capilla privada y con un entierro después en los jardines de Frogmore, donde están enterrados la famosa reina Victoria y su esposo el príncipe Alberto, de los que descienden tanto Isabel de Inglaterra como él mismo.

No ha sido una vida fácil, porque para un hombre de su época, ponerse a la sombra de su mujer resultaba un desafío. Por renunciar, tuvo que renunciar incluso a poner su apellido Mountbatten a los hijos, porque la Reina adoptó el de Windsor, para que no se viesen tanto las raíces germanas, pero los actos de estos días pretenden servir para subrayar todo lo bueno que hizo y beneficiar con ello la unidad entre todos los británicos.

EN ESPAÑA, CONFUSIÓN

Y aquí, en España, estamos instalados en la confusión. Hace cuatro semanas el Gobierno recomendaba la vacuna de Astrazéneca para los menores de 55 años. O sea, me tocaba. Una semana después, amplió la cosa a menores de 65. Me seguía tocando. Después dijo que Astrazéneca era dudosa para todos y suspendió la medicación y esta semana la ha fijado para mayores de 60, o sea, ya no me toca. Claro, en medio se han quedado muchos que llevan la primera dosis y que ahora no tienen indicada la segunda, así que no saben qué hacer.

Ni se comunica bien ni se está reaccionando a la preocupación justa de las personas

¿Como es posible un caos semejante? La consecuencia es el lógico desconcierto de la gente, que en Madrid ya se ha notado. Dos de cada tres llamados a vacunarse en los últimos dos días se han negado y dicen que no quieren la “vacuna de los trombos”.

El miedo y la confusión están instalados en la opinión.

Pero vamos a ver. La trombosis entre los vacunados con Astrazéneca afecta al 0,001 por 100 y, en cambio, la letalidad del COVID es del uno por cien. Si es mucho más grave el riesgo de coger el virus y morirse que el de desarrollar un trombo ¿por qué la gente no está tranquila? Pues porque el problema no es sanitario, es social y político. Ni se comunica bien ni se está reaccionando a la preocupación justa de las personas, que han visto demasiado cambios y vacilaciones en las pasadas semanas. Ahora la cosa se complica un poco más porque se están investigando también los riesgos de tromboembolismo en otra vacuna, la de Jansen.

El presidente, sin embargo, que está de viaje en Senegal se dedica a la campaña electoral de Madrid y a atacar a Ayuso

LA SOLUCIÓN AL CAOS

La solución al caos es bien sencilla. Un comunicado contundente con los datos, como han hecho otros países europeos, viralizado por facebook y Pedro Sánchez poniéndose la vacuna públicamente. Hay que sumir responsabilidades en la gestion de una país.

El presidente, sin embargo, que está de viaje en Senegal se dedica a la campaña electoral de Madrid y a atacar a Ayuso subrayando que la capital tiene datos sanitarios preocupantes.

¿Y yo digo, de verdad tiene ésta que ser la batalla prioritaria del Gobierno de la nación? ¿Jugar al yo te voto y tú me votas? A veces da la impresión de que no estamos en nuestro sano juicio, sobretodo algunos.