
"Francamente, estoy atónita. Lo de ayer fue la escenificación de las negociaciones de una multinacional con un proveedor pequeño"
Cristina López Schlichting, directora de Fin de Semana, repasa el panorama nacional y las últimas noticias del ámbito internacional
- 7 MIN
¡MUY BUENOS DÍAS ESPAÑA! Bienvenido a Fin de Semana, este equipo que te acompaña sábados y domingos de 10:00H a 14:00H te estaba esperando. En su nombre te saluda Cristina López Schlichting.
Se acabó lo que se daba, se terminó febrero, esto vuela. Es día 1 de marzo, estrenamos mes y llueve por toda España. Llega una masa de aire polar que provocará nevadas durante el fin de semana, especialmente en el norte, con cotas de 700 metros. A las 11:00H escucharemos atentamente a Jorge Olcina.
El Papa Francisco ha pasado la noche tranquila y está reposando. Un comunicado muy escueto poco después de las 08:30H que ha proporcionado cierto alivio y levantado los ánimos después de que ayer el Santo Padre empeorase a primera hora de la tarde por un broncoespasmo. Vomitó por el esfuerzo, aspiró el vómito y, en consecuencia, empeoró repentinamente de la afección respiratoria que padece.
Se le aspiraron rápidamente los pulmones y se comenzó con una ventilación mecánica no invasiva, o sea, con oxígeno sin respirador traqueal. El pronóstico sigue siendo reservado y los próximos dos días serán cruciales. En todo el mundo se reza por la salud de este hombre bueno, de corazón completamente abierto, en especial a los más desgraciados de la sociedad. El Secretario de la Conferencia Episcopal Española, don César Magán pronunció ayer unas palabras hermosas animándonos a vivir este momento de sufrimiento del Santo Padre con esperanza.
Son estas cosas asombrosas del cristianismo, que los momentos peores son también los de mayor conciencia de que no tenemos el timón, que reposamos en los brazos buenos de un Misterio que no comprendemos, pero que nos quiere.
Y Donald Trump ha conseguido ayer hacer empalidecer esta noticia del Vaticano. No se hablaba de otra cosa que de la bronca a la que sometió al pobre presidente de Ucrania, delante de toda la prensa. Había una pequeña rueda en el despacho oval después de las entrevistas bilaterales, y el presidente norteamericano y su segundo, James Vance, acogotaron a Volodímir Zelenki a gritos en un espectáculo nunca visto. David Alandete, corresponsal de COPE en Washington nos lo ha contado desde allí, con sonido del momento.
Efectivamente, tras el brutal incidente, Donald Trump echó a su invitado y aliado de la Casa Blanca y le dijo que regresase cuando estuviese preparado para transigir. Después, en una nueva comparecencia ya solo, el presidente norteamericano resumió “Zelenski cree que es un pez gordo porque tiene a Estados Unidos de su lado. Pues o le ponemos fin o lo dejamos luchar solo... y si lucha no va a ser agradable porque sin nosotros no ganará”.
En definitiva, Trump quiere que Ucrania se pliegue por completo a sus decisiones de alto el fuego con las condiciones pactadas con Putin a espaldas de Kiev. En Europa se recibió la broca con mucho escándalo y los líderes europeos respaldaron a Zelenski unánimemente. Los presidentes de Polonia, Francia, Países Bajos o España reiteraron al ucraniano que no está solo y el ganador de las elecciones alemanas, el conservador Friedrich Mertz aseguró: “Estamos con Ucrania en los buenos y malos momentos, nunca debemos confundir al agresor con la víctima”.
Hubo una excepción en el continente, que vino de la Italia de Giorgia Meloni. El viceprimer ministro Matteo Slavini escribió en las redes: “El objetivo es la paz. Parar esta guerra. Vamos Donald Trump”. Evidentemente, en el Kremlin la alegría por el follón fue salvaje. Utilizo este calificativo porque el ex presidente de Rusia, Dimitri Medveded, lanzó un mensaje en X, el antiguo Twitter diciendo: “El cerdo insolente por fin se ha llevado una buena bofetada en el despacho oval”.
Francamente, estoy atónita. Llevo desde ayer dándole vueltas al asunto. Podría hasta explicarme una discusión así en privado, pero no delante la prensa. Evidentemente en Washington se buscaba publicidad para el asunto. Mostrar la debilidad política del aliado ucraniano e incluso dejarlo inerme frente a su electorado interno, debilitado por la guerra.
Más que un encuentro diplomático, lo de ayer fue la escenificación de las negociaciones de una multinacional con un proveedor pequeño. Yo lo he estado pensando y a mí me recuerda a una cosa. Es como si un vendedor de lechugas de Murcia hubiese querido poner sus precios en el suministro a una gran superficie y ésta le hubiese contestado: 'Aquí los precios los ponemos nosotros y si no te gusta, te vas'.
En definitiva, es el estilo que Donald Trump ha prometido a sus electores, negociar el mundo como en la bolsa. Lo curioso es que el de EEUU ha copiado no sólo los argumentos contra Zelenski de la ultraderecha europea sino los de la ultraizquierda. Los de Podemos siempre han dicho que Zelenski es un payaso, un mindundi que era actor, que no está a la altura y que la mitad del territorio ucraniano es ruso por lengua y tradición, que hay que apoyar a Putin.
Por lo pronto, Rusia ha recibido luz verde para recuperar las relaciones bilaterales con EEUU, interrumpidas por la guerra, y enviar un nuevo embajador a Washington. Y Estados Unidos también está presente en las negociaciones entre palestinos e israelíes que han comenzado esta semana en Egipto. El acuerdo de alto el fuego alcanzado en enero concluye hoy sábado pero las conversaciones sobre el siguiente paso no han avanzado. Estaremos muy atentos.
En España seguimos a vueltas con las declaraciones que la señorita de compañía del ex ministro socialista José Luis Ábalos hizo ante el Tribunal Supremo reconociendo que cobraba dos sueldos de dos empresas públicas, Ineco y Tragsa, sin necesidad de ir a trabajar. Además, Ábalos le pagaba 1200 euros diarios para sus gastos. Es tal el escándalo que Tragsa ha intentado responder ayer a la crisis de la contratación de Jessica Rodríguez cesando a una mando de tercer nivel. Se trata de Caridad Martín palacios, gerente del área de Desarrollo Rural.
También colea el dolor de los médicos españoles tras las declaraciones de Mónica García, ministra de Sanidad, que ha dicho que cobran como los ministros. La ministra estaba defendiendo la polémica ley del Gobierno que, entre otras cosas, obliga a los jefes de servicio a trabajar sólo en la sanidad pública, no sea que se vayan a ganar unos euros fuera del ministerio.
En mitad de todo este follón, con el fiscal general a punto de sentarse en el banquillo e investigaciones sobre los enchufes de la familia de Pedro Sánchez en la universidad y la administración, toda la presión de la izquierda está exclusivamente sobre Carlos Mazón. Al presidente de Valencia la riada le pasó literalmente por encima, como por cierto también le ocurrió a Emiliano García Page en Castilla La Mancha, o a la ministra responsable de la confederación hidrográfica, Teresa Ribera, o al presidente Pedro Sánchez, que dijo a los valencianos que si necesitaban algo, lo pidieran.
Pero curiosamente las manifestaciones y escraches sólo se hacen contra Mazón, y el Partido Popular empieza a encontrarse en un atolladero. Se reprocha a Mazón muy exactamente que, el día de la Dana, compareciese tarde en el centro de mando, el Cecopi. Hoy, la vicepresidenta valenciana Susana Camarero ha defendido su postura ante Fernando de Haro. Dice que la riada fue totalmente imprevista y que en el Cecopi tampoco supieron a tiempo lo que pasaba.
Y hay un follón también en Barcelona con la actriz Loles León, muy querida por el público. Los socialistas de Illa y los comunes votaron a favor de darle la medalla de oro de la ciudad. Tanto los independentistas como PP y Vox rechazaron la iniciativa y la actriz, que es reconocida por todos, no se ha llevado el galardón. Los de Junt y ERC argumentaron que es que no defiende la lengua catalana y los valores de la inmersión. Los conservadores dijeron, por el contrario, que apoyan a la actriz, pero que están hartos de que en el Ayuntamiento no se consensue sus decisiones y que, estando en minoría, el gobierno no pude imponer las cosas que son de consenso.