"Si hay alguien que disfruta jaleando a Vox, ese es Sánchez porque moviliza a sus bases tan maltratadas por sus acuerdos con los independentistas"

Escucha el monólogo de Cristina López Schlichting del domingo 16 de febrero

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El Papa está mejor, respondiendo al tratamiento que le han puesto y, eso sí, en reposo.

Ayer murieron la mujer de 37 años y su hija de dos años que habían resultado muy gravemente heridas en el atentado del jueves en Múnich. Recordemos que fue un refugiado afgano de 24 años el que embistió con un vehículo contra un grupo de manifestantes sindicalistas. El autor fue detenido, pero hubo 36 heridos, varios en estado grave.

Y ayer, en Austria, ataque con cuchillo en Carintia. Un menor de 14 años ha muerto y otras cuatro personas han resultado heridas, dos gravemente. El atacante en este caso en un sirio de 23 años sin antecedentes y con permiso de residencia. Se da la circunstancia de que el asesino fue interceptado por otro ciudadano sirio, un repartidor de comida a domicilio que se lanzó contra él con su furgoneta, lo hirió y consiguió retenerlo hasta que vino la policía.

Ambos sucesos, el de Alemania y el de Austria, han disparado el recelo contra los inmigrantes y alentado la campaña electoral del partido de ultraderecha alemán, Alternativa para Alemania. Recordemos que hay elecciones el fin de semana próximo en Alemania y todo se lee en clave de urnas.

Cumbre de múnich: "Es increíble lo que está pasando"

Incluso la intervención del vicepresidente norteamericano J.D. Vance en la Cumbre de Seguridad de Múnich el viernes, cuando dijo que los europeos nos hemos buscado un problema con la inmigración y repitió aquello de que Bruselas está de espaldas a los votantes, ha tenido sus consecuencias. Olaf Scholtz, representante del partido socialista, rechazó ayer la injerencia electoral de Vance que resulta verdaderamente grosera y temeraria. El todavía canciller advirtió que no acepta que EE. UU. favorezca a la ultraderecha en los comicios.

Es increíble lo que está pasando. La elección de Donald Trump ha dividido a la opinión europea y está influyendo poderosamente en las encuestas. No en vano, Santiago Abascal y sus colegas europeos del partido Patriots se reunieron el fin de semana anterior en Madrid bajo el lema “hacer Europa grande otra vez”, idéntico al de Trump. Es como si la opinión no matizase. 

Donald Trump ha hecho frente al pensamiento obligatorio o ha alentado las políticas pro vida, pero también ha espoleado el odio a los inmigrantes, que al fin y al cabo han hecho Norteamérica, está poniéndonos a los europeos unos aranceles que van a dañar nuestro campo y nuestra industria y ayer se ha sabido que él, que defiende la libertad de expresión, acaba de vetar a la agencia Asociated Press en las ruedas de prensa del despacho oval y de su avión particular porque no sigue sus consignas de llamar al Golfo de México, Golfo de América.

Sánchez y el miedo a la ultraderecha

Y, para qué queríamos más, nuestro Pedro Sánchez, que tiene una astucia extrema para modelar y aprovechar los vaivenes de opinión, ha aprovechado la racha para erigirse en el enemigo número uno del presidente norteamericano, que no sé si eso nos va a favorecer en las políticas económicas bilaterales. Ya ha retomado aquello de que viene la ultraderecha, que se le había quedado viejo, y ha alertado del peligro de la internacional derechista. Si hay alguien que disfrute jaleando a Vox es él, porque moviliza a sus bases, tan maltratadas por sus acuerdos con los independentistas.

Lo del miedo a la ultraderecha ya le funcionó en el pasado y ahora le ayuda a no hablar del pacto para la financiación privilegiada de Cataluña, la amnistía a Puigdemont o los juicios contra su fiscal general y su familia. Tampoco afronta los datos de la encuesta de bienestar ciudadano que han salido esta semana y alertan de que en España hay un 25 por 100 de ciudadanos con problemas económicos y en peligro de exclusión. Las declaraciones las hizo desde San Sebastián, donde asistía al congreso del PS de Euskadi, arropando al reelegido líder de los socialistas vascos, Eneko Andueza.

A su vez, Alberto Núñez Feijóo estaba en Galicia, en el aniversario de la victoria de Alfonso Rueda. Matizó la alineación con Trump, diciendo que en unas cosas está de acuerdo con él y en otras no, y prefirió hablar de economía y poner de relieve que en España está siendo muy dañada la clase media. Dijo que la vida de la gente más modesta no ha mejorado y que, con él al frente del país, se pagarán menos impuestos.

Un último apunte sobre el problema del narcotráfico en el estrecho. La Asociación Unificada de la Guardia Civil ha compartido en su cuenta de X un vídeo tremendo en el que los narcotraficantes recogen un alijo en la costa de Huelva. Uno de ellos lleva incluso un rifle Kaláshnikov y los secuaces van colocando los fardos de droga como si estuviésemos en Colombia. 

Mientras Fernando Grande-Marlaska ha vuelto a decir esta semana que el problema está controlado, los agentes denuncian la inseguridad y la falta de recursos y aseguran estar frustrados por la impunidad con la que actúan los narcotraficantes. Se quejan además de que no se les considere profesión de riesgo en esta zona tan delicada. La verdad es que no entiendo que los mossos y los ertzainas cobren 800 euros más y que estos hombres en primera fila no reciban un apoyo que reclaman".

 

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