Schlichting, en el DOMUND: "La tierra está llena de dolor y mirar más allá de uno mismo amplía el corazón"

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¡Muy muy buenos días España! Bienvenido a tu programa! Esto es Fin de Semana, de la Cadena COPE, y te acompañamos sábado y domingo de diez a dos. Te saluda en nombre de todo el equipo Cristina López Schlichting.

Entra otra borrasca, ya sabes que les ponen nombre por orden alfabético. Aline pasó esta semana y Bernard viene esta tarde por Cádiz. Las lluvias arreciarán en el suroeste y el centro de la península y será una semana nubosa. Jorge Olcina nos lo contaba ayer.

La cumbre por la paz celebrada ayer en El Cairo ha concluido con una nota formal del anfitrión, Egipto, y sin más que una declaración de buenas intenciones. Ni estaba Israel, ni estaba Estados Unidos. Tampoco acudió Irán, principal valedor internacional de Hamás. Como presidente de turno de la Unión Europea acudió Pedro Sánchez y se entrevistó con el presidente de la autoridad palestina, Mahmoud Abbas. Como nuestro presidente de gobierno no sólo ha evitado visitar a Benjamín Netanyahu tras los atentados, sino que ni siquiera lo ha telefoneado, la situación es paradójica.

Como si España hubiese tomado partido por el bando palestino tras la agresión de Hamás y el secuestro de rehenes.

Esperemos que la gente no se confunda, porque esa es la impresión que se ha producido ayer en Barcelona cuando, durante una hora, un centenar de manifestantes ha ocupado un hotel del centro, un establecimiento de dos estrellas propiedad de un grupo israelí, señalando a los judíos como en los peores tiempos de nuestra historia. Qué vergüenza. La agresión ha motivado la condena de la Embajada de Israel.

En Tierra Santa sigue la guerra. Los bombardeos se han prolongado toda la noche y ayer escuchábamos aquí el estremecedor testimonio de la hermana Socorro, que explicaba la situación de la diminuta comunidad cristiana que protege a niños, discapacitados y ancianos en Gaza, en la Parroquia de la Sagrada Familia.

Como sabes, veinte camiones de ayuda humanitaria consiguieron ayer entrar por el sur, por el paso de Rafah, desde Egipto, pero se trata de una asistencia simbólica. Para que te hagas una idea, se necesitarían cien camiones diarios para sostener a toda esa población. La hermana Socorro nos confesaba ayer que les quedan víveres y agua para 20 días. Punto.

Joe Biden habló ayer con las dos rehenes estadounidenses liberadas de la Franja de Gaza gracias a la mediación de Catar. Las dos mujeres se encuentran bien. El presidente norteamericano subrayó el empeño de que todos los secuestrados regresen con sus familias. La posibilidad, sin embargo, es remota. Al parecer varios de ellos han muerto con los bombardeos y ni siquiera se sabe quiénes ni cuántos son exactamente. Ivan Illaramendi es el español que se encuentra en ese contingente. Un vasco de Zarauz que vivía con su mujer, Dafna, en un kibutz asaltado el pasado día 7. Hablamos con el padre de Dafna, un israelí de origen chileno, Daniel Garcovich, que en estos días se ocupa de atender a los desplazados de los kibutzs.

Y en España estamos en el punto álgido de la crisis migratoria. Ayer llegó un millar de emigrantes a Canarias, a bordo de siete cayucos. Mil personas. Entre las embarcaciones arribó una a El Hierro con 320 tripulantes.

Es la mayor patera desde que se abrió esta ruta desde Senegal, en 1994. Expósito viaja hoy a este país africano como parte de un amplio despliegue de COPEpara investigar el fenómeno migratorio. Fernando de Haro se desplaza a Lampedusa, para conocer la ruta de los subsaharianos que entran desde Túnez, y Alberto Herrera o Pilar García Muñiz nos informarán desde las islas canarias y los centros de inmigrantes en la península. Mañana COPE hará un enorme esfuerzo para trazar el mapa de las migraciones y que puedas entender mejor este fenómeno.

Y hoy es un día que a los nacidos en los 60 y 70 nos conmueve. El Domund es el Día Mundial de las misiones, en que intentamos echar una mano a esos 12.000 españoles alucinantes que se reparten por el mundo entero batallando contra la miseria, la enfermedad o la humillación. Cuando éramos chicos aprendíamos que no éramos el centro del mundo saliendo con huchas a las calles a recaudar unas monedas para esos otros que no tienen nada. La tierra es muy grande, está llena de guerras y dolores y mirar más allá de uno mismo amplía el corazón. Hoy es posible aportar un donativo en las parroquias o a través de la cuenta del Domund o crecer personalmente escuchando el testimonio de los que dan la vida por los demás en tantos países.