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La dura vida de Leire tras abortar: "Mi marido me apoyó y mi madre lo pagó"

Cuando abortó hace 14 años pensó que era algo que no tenía trascendencia, pero, pasado el tiempo, descubrió el profundo daño que le había causado, según ha relatado a Fin de Semana

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Escucha la entrevista a Leire Navaridas, en Fin de Semana COPE

María Bandera

Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Leire Navaridas tiene 40 años y hace 14 cuando tenía 26, decidió abortar. Leire es una mujer valiente, que ha decidido hacer frente a su existencia e ir hasta las raíces de cada uno de sus actos. "Los niños aún cuando no nacen vienen a traer cosas bonitas y es el caso de mis hijos no nacidos".

En Fin de Semana recuerda las circunstancias que la rodeban cuando abortó. "Estaba empezando a estabilizar un poco mi vida, venía de mucha inestabilidad a todos los niveles, había viajado por un montón de países, no me comprometía en nada ni con nadie, hacía una defensa acérrima de mi independencia". Sin embargo, lo que había de fondo "era una absoluta soledad".

Leire entonces se casó y su vida "comenzó a asentarse". El cambio llegó cuando se quedó embarazada. "Lo viví como un marrón que venía a desmoronarme por completo".

Qué puede haber más trascendental que un embarazo que te hace de sopetón responsable de otra vida humana

"Con el vacío que tenía, la desconexión con un montón de ideas falsas, miedos y soledad, el embarazo me sobrepasó. Lo primero que hice fue llamar a una amiga que me recomendó el aborto, algo que yo defendía como un derecho. Tampoco tenía conciencia alguna de que la vida empieza en la concepción, con lo que fue un alivio pensar que el aborto iba a quitarme de un plumazo eso que me había venido sobrevenido", relata a COPE.

Fue su madre quien la acompañó y pagó la intervención. Entonces pensó que el aborto era algo que no tenía trascendencia, sin embargo pasado el tiempo, descubrió el profundo daño que le había causado. "Creía que había sido algo inocuo, como una mala borrachera, pero no es así, aunque no seamos conscientes, el trauma está ahí".

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Al año siguiente Leire se volvió a quedar embarazada. "Lo volví a vivir como un marrón, pero en ese momento tuve suerte de que había empezado una terapia no porque fuera consciente del destrozo que llevaba del aborto, sino porque desde la universidad tenía vértigos y quise ver qué componente psicológico había".

"Deja de destruir y ponte a construir"

La reacción de su terapeuta al darle la noticia de su embarazo dio un vuelco a su vida. "Cuando me dio la enhorabuena, me desencajó porque para mí no era nada a celebrar. Me ayudó a tomar conciencia de que cuando estás embarazada, lo que llevas en tu vientre es la vida de tu hijo y mirándome a los ojos me dijo 'Leire deja de destruir y ponte a construir".

En sus manos estaba ahora "la oportunidad de construir", algo en lo que no había pensado. "Me ilusioné enormemente, en cuestión de una hora cambiaba mi perspectiva de marrón a ser una ilusión inmensa".

Desafortunadamente Leire perdió a su bebé a los tres meses. "Es algo que sucede a las mujeres que pasamos por una intervención violenta del embarazo, porque el aparato reproductor queda violentado".

En cualquier caso, la pérdida de su segundo hijo la vivió "muy fríamente" sin lágrimas. "Estaba desconectada de mis propias emociones, tardé unos 5 años en ir rompiendo los muros que había construido en mi interior para sobrevivir a la insensibilidad y violencia que me habían acompañado desde mi infancia".

Derribar esos muros lo consiguió gracias a la terapia. "Primero fue sentir el dolor, algo que evitamos muchas veces porque da la sensación que te vas a romper. Después de entregarme a ese dolor y llorar por fin vino esa conexión de amor, ese sentir lo que somos realmente, pude sentir el amor por mis hijos y supe que el amor de madre estaba presente en mí, que los quería muchísimo y que tenía con ellos un vínculo que va más allá de la vida".

Salvar una vida puede que no te venga bien, pero siempre te hace feliz

Lo siguiente fue superar la culpa. "Pude entender que había sido una víctima que en un momento de máxima vulnerabilidad, nadie me había tendido la mano, ni me había cogido con cariño, y también saber que la maternidad es un regalo, una oportunidad que te brinda lo que vivo ahora, amar incondicionalmente, algo poco valorado a nivel social, pero que es lo que más vale en la vida".

En un momento de máxima vulnerabilidad, nadie me había tendido la mano

Hoy Leyre se vuelca en su tercer hijo, Lander y se dedica a ayudar a las mujeres que dudan si seguir adelante con su embarazo. "El aborto es una consecuencia, se aborta porque se viene de una relación de muchísima ausencia de amor y normalmente de mucha violencia, maltrato y como mínimo abandono".

Es normal que en ese contexto se busque "sobrevivir y en la supervivencia muchas veces está morir o matar, pero no es necesario, hay una tercera vía que es la de salvar una vida, que puede que no te venga bien, pero siempre te hace feliz".

Puedes conocer la labor de Leire Navaridas en este enlace: https://leirenavaridas.es/

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