Janet, residente cerca de la franja de Gaza, en COPE: "Nunca me había sentido desprotegida hasta ahora"
Lleva 26 años viviendo en un kibutz a menos de 4 kilómetros de la frontera y explica en 'Fin de Semana' cómo están viviendo los últimos ataques
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Se llama Janet Cwaigenbaum, es uruguaya, tiene 57 años y lleva viviendo 26 años en un kibutz de la frana de gaza. El kibutz es el Nir Yitzhak, en el sur, en esa frontera donde se prevé que empiecen a entrar efectivos del ejército israelí. Janet y su marido hoy tienen miedo, porque no saben qué es lo que va a pasar en el país que les lleva viendo crecer y que ha visto nacer a sus hijos.
Tiene miedo porque hace justo una semana, Hamás entró en gran parte de ess kibutz, se llevó rehenes (muchos de los cuales eran amigos suyos) y empezaron a matar indiscriminadamente. Y mientras sonaban las alarmas y se refugiaban en esas habitaciones blindadas que tienen en su casa, pensó en cuál sería el siguiente paso para huir.
Así fue como ella y su marido se fueron hasta Tel Aviv, donde reside su hija, para evitar los sucesivos ataques. Y con ello, una sensación de inseguridad que nunca antes había sentido. "Yo solo tengo dos hijos, nunca nos sentimos desprotegidos, pero ahora todo falló, nada funcionó. Es terrible, no me siento segura, siento que se ha vulnerado nuestra seguridad" decía en Fin de Semana.
La inseguridad y el miedo en los kibutz
A menos de cuatro kilómetros de la franja de Gaza es donde viven, y aún así, reconoce que nunca se había dado una situación así. Siempre que ha habido un ataque, tenían 15 segundos para esconderse cuando sonaba la alarma, y estaban acostumbrados a que "el ejército responda rápidamente. Pero esta vez parecía que todo había explotado a la vez".
Ha tenido que decir adiós a muchos de sus amigos y familiares que vivían en los kibutz, porque nunca esperaron que "una horda de terroristas estaban entrando en los kibutz, entrando casa por casa, robando y viendo cómo podían matar a alguien" explicaba.
Ahora, en Tel Aviv, cuenta entre lágrimas que "si hubiera estado en la zona y hubiera tenido que ir a los entierros, tendría que haberme clonado para asistir a todos los que conocemos". Hace un llamamiento a los palestinos que viven en la franja de Gaza: "si algún palestino me escucha, avisen a sus familias que se trasladen, no es mentira, Israel les da la oportunidad, solo quiero volver a vivir en paz".
La solidaridad de un pueblo
Cuenta que, desde que está en Tel Aviv refugiada, no ha sentido miedo. Tanto, que desde el trabajo de su hija, se han organizado para llevarles agua y comida y preocuparse constantemente de ellos. "Y así es en todo el país, hay una organización solidaria, gente que lleva comidas a los soldados, voluntarios que van a salvar a animales..." decía.
"No se avecina nada bueno, entrarán por tierra y morirán muchos jóvenes, tengo muchos niños conocidos ahora en el ejército y se rompe mi corazón" explicaba. Y mientras, entre lágrimas cuenta cómo se siente, avisa y se despide de Fin de Semana: "ya está sonando la alarma en Tel Aviv, ya no podré hablar con ustedes en un rato".