Un niño de 13 años de Chiva explica a Cristina López Schlichting cómo ayudó a su vecino en plena DANA: "Le dije si quería"

En plena desgracia por lo sucedido en el pueblo valenciano, Sergio López, de 13 años, saca una sonrisa a Cristina López Schlichting al contar su historia: "Como en el siglo XIX"

Luis Calabor

Madrid - Publicado el - Actualizado

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La DANA ha transformado a la sociedad española durante esta última semana. Cientos de personas han fallecido, una gran cantidad está desaparecida y muchas personas han lamentado pérdidas materiales o, peor aún, humanas. Es en este momento tan trágico cuando los ciudadanos están mostrando su cara más solidaria con los demás y, también, su fuerza para seguir adelante en un momento tan difícil. 1

Y esto no es solo cosa de los adultos, sino también de los más pequeños. Eso es lo que ha podido comprobar Cristina López Schlichting en Fin de Semana, al hablar con la familia de Bea, la madre, en la localidad valenciana de Chiva que tanto ha sufrido esta semana. No tienen luz, ni internet, pero eso no es lo importante. Lo que sí lo es es que están vivos, y en el caso de Sergio, el mayor de sus hermanos con 13 años, ha vivido algo que va a cambiar su vida para siempre.

EL GESTO DE SERGIO, DE SOLO 13 AÑOS, CON SU VECINO DE CHIVA

Con tan solo 13 años, Sergio López ya muestra un gran desparpajo a la hora de hablar, y a la hora de contar a Cristina todo lo que ha vivido estos días. "Todo empezó el martes, que yo me recogí a mi tía del instituto, porque no quedábamos casi nadie y éramos solo tres en clase. Entonces, a partir de ahí, vi las noticias que daban por la tarde, mucha lluvia, daban alerta naranja. Y entonces, mi madre me dijo que me iba a recoger mi padre, y vino a recogerme, por si ya luego no me podía recoger. Fuimos a casa, y yo empecé a ver vídeos de amigos míos que me llamaron llorando y todo, porque se les llevaban los coches de casa, tuvieron que irse de casa algunos, y con goteras, con el agua por el pecho, muy asustados. A partir de las ocho de la tarde ya no teníamos ni luz ni agua", relata.

EFE

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Más tarde, vio cómo hasta los animales sufrieron por seguir con vida ante una situación tan difícil. "También tuvieron que huir los animales, yo estaba muy preocupado, porque tenemos gallinas, perros y un caballo. Y entonces, ya luego cuando vinieron, mi padre me enseñó todo lo que había pasado en el pueblo. Estaban arriba de los árboles las gallinas. Después ya, el miércoles, me quedé por la mañana en casa con mi hermano, porque mis padres se tuvieron que ir a mirar el trabajo, en Cheste, la pescadería."

A partir del jueves, cuando llegó la ayuda en forma de garrafas de agua, se tuvo que quedar con su hermano en casa, al no poder ir al colegio. Y ahí ayudó a su vecino de la mejor manera. "Salimos a la calle a jugar con un vecino, mientras mis padres fueron a coger agua. Llevaba tiempo sin ver a ese vecino, vino y le dijimos si quería jugar. Nos quedamos ahí a jugar. Luego cuando acabó por la tarde nos fuimos a su casa. Ayer también él vino otra vez. Y estuvimos, hemos estado todos los días fuera jugando juntos a las palas, al tenis y al padel"

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"TODOS MIS AMIGOS ME LLAMABAN LLORANDO

Bea, la madre de Sergio, también contaba cómo esta tragedia ayudó, al menos y dentro de lo malo, a recuperar viejas costumbres. "El niño que venía a casa, que se llama Óscar, es un niño mucho más pequeño que Sergio, pero entre la edad de mi mayor y mi pequeño se llevan poco. Y claro, se ven de vez en cuando porque en la vida cotidiana no te das con ellos. Pero claro, cuando llegan estas catástrofes los niños pues se juntan. Y si no hay internet y no hay televisión y no hay nada, ¿a qué vuelven? A lo de antiguamente, salir a la calle, jugar, lo de toda la vida, lo que se tendría que seguir haciendo que se ha perdido por la televisión, internet y los móviles", explicó la madre de Sergio.

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Otro episodio que recuerda Sergio es cuando todos los amigos de su peña se llamaron llorando. "Yn grupo en el que quedamos todos los amigos del grupo, me iban llamando todos llorando. Hay un amigo mío que tiene sus abuelos una casa al lado del barranco, que yo ahí me bañaba en el verano en la piscina y solo queda la piscina, toda la parte del jardín se la he llevado toda. Luego la casa de mi amigo Adrián, que también le entró por debajo todo de agua lleno y se tuvo que tirar todo, toda la parte de abajo. Y también estaba preocupado por los animales porque, claro, es que el barranco va por detrás de donde tengo yo la huerta. Y pues estaba preocupado por el perro y sobre todo por el caballo", explicaba Sergio. 

Una situación que, sin duda y por desgracia, ha cambiado la vida de todos los afectados. Pero lo más importante es que, dentro de esta tragedia, pueden contarlo. Porque muchos no han podido. Ahora toca reconstruir.