Rutas de leyenda: las mejores catedrales de nuestra geografía

José Talavera, experto en viajes, cuenta en Fin de Semana con Rosa Rosado los centros de arquitectura cristiana más llamativos que hay por España

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Rutas de leyenda: las mejores catedrales de nuestra geografía

Miguel Soria

Publicado el - Actualizado

7 min lectura

¿Conoces bien tu país? Seguro que has recorrido mucho, pero siempre hay lugares que descubrir, maravillas que ver y dejarse deslumbrar por ellas. Para ayudarnos en este gozoso cometido contamos en Fin de Semana con Rosa Rosado con un experto en turismo como es José Talavera.

Y hoy hablamos de algunos de centros impresionantes de arquitectura cristiana: las catedrales. Porque está claro que casi todas las ciudades de España tienen una catedral donde perderse y quedarse embobado con sus retablos o capillas, vamos a conocer las más importantes y las leyendas que las pueblan.

Las catedrales son lugares donde se respira paz por todos sus lugares, como cualquier iglesia, capilla o ermita. Repasamos las más grandes en tamaño y empezamos con la Catedral de Santa María de la Sede, en Sevilla. Y viene con leyenda incluida, en torno a su patrona, la Virgen de los Reyes.

Poco antes de conquistar Sevilla, Fernando III el Santo estaba rezando en el campamento de Tablada cuando se quedó dormido y vio a la Virgen con en Niño en brazos que le decía: “Yo te prometo que conquistarás Sevilla”. Cuando despertó se lo contó a su capellán, el obispo Don Remondo.

Sevilla fue conquistada y, para no olvidar aquella visión, encargó esculpirla a distintos artistas, pero ninguno llegaba a que se pareciera a la que él decía. Entonces llegaron tres peregrinos de Alemania y resulta que eran escultores. El rey Fernando los acogió de maravilla y ellos en agradecimiento le dijeron que le iban a regalar la talla de una Virgen para alguna de sus capillas. El rey les ofreció todo tipo de materiales, pero ellos dijeron que solo necesitaban un salón para trabajar sin ser vistos ni molestados.

Un día una criada se asomó por una rendija y vio que nadie tallaba allí, sino que los tres hombres rezaban en medio de un gran resplandor, así que corrió a contárselo al Rey. Cuando llegó, él mismo comprobó que sobre la mesa estaba la talla de la Virgen que había visto en sueños días antes. Los jóvenes habían desaparecido y nadie los había visto salir del Alcázar, por lo que el rey siempre creyó que se trataba de tres ángeles.

Durante años, dicha la talla estuvo en la capilla del Alcázar con el nombre de Nuestra Señora de los Reyes. Muerto Fernando III, pasó a la catedral, donde se encuentra en la Capilla Real donde el rey tiene su sepulcro.

Vamos a la torre adosada a la Catedral y que todo el mundo conoce como la Giralda de Sevilla: tiene una gran cantidad de anécdotas, como por ejemplo la leyenda que tiene que ver con Alfonso X el Sabio. Cuenta que, cuando se iba a rendir Sevilla durante la Reconquista, los musulmanes pidieron derribar la torre para no verla en manos de los cristianos. En consecuencia, Alfonso X el Sabio decidió intervenir y lo hizo amenazando a los musulmanes con cortar las mismas cabezas por cada ladrillo que tuviese la Giralda. Los musulmanes decidieron entonces no derribar la torre y abandonaron la ciudad dejando la Giralda intacta y logrando así que pasase a formar parte de la historia de la ciudad.

Por cierto, ¿de dónde procede el nombre de Giralda? Pues de que en su cúspide hay una tinaja en la que se alza el Giraldillo. Es una escultura de bronce que servía de veleta, girando en función de la dirección del viento, de ahí su nombre y que sirvió para simbolizar el triunfo del cristianismo sobre la fe musulmana. El famoso Giraldillo hizo que la torre, poco a poco, fuese adoptando ese nombre y sustituyó así el que le había dado Fernando III tras reconquistar Sevilla en 1248, que era Triunfo de la Fe Victoriosa.

Vamos ahora hasta la segunda catedral más grande de España: la Catedral Primada de Toledo, nada menos, de arquitectura gótica y considerado por algunos como la obra maestra de este estilo en España. Y más de doscientos cincuenta años se tardó en construir nada menos, desde 1226 hasta 1493.

Y tiene muchas historias, así que vamos a contar la Leyenda de la Sonrisa de la Virgen Blanca: en 1569 se casaron Beatriz de las Roelas y Santiago Galán. Él era un hidalgo joven que, al quedarse huérfano, fue tomado bajo la protección de la casa de Orgaz, a la que pertenecía la novia.

Ella era muy devota de la Virgen Blanca de la Catedral Primada. Allí estaba presente la imagen durante el enlace, como testigo de amor eterno. La pareja era feliz, sobre todo cuando ella supo que estaba embarazada, pero él, muy triste, le contó que el Señor de Orgaz le había pedido que fuera el comandante de sus tropas en la guerra. Ella le juró que iría cada día a rezar a la Virgen Blanca hasta que volviera. Pasaron los meses y no había noticias del joven. Nació el hijo, al que le pusieron su nombre, y comenzó su vida sin la presencia del padre. Beatriz seguía yendo ante la Virgen para pedirle por él y le rogaba una señal de que todo iba bien, pero nada ocurría. Aun así, no perdía la esperanza. Pasó un año sin noticias y en Toledo se corrió la voz de que debía haber fallecido en el campo de batalla y que se debía ofrecer una misa por su alma. La esposa se negó en redondo, pues aseguraba que la Madre del Cielo lo protegía y que no le pasaría nada. Cada vez iba más a la iglesia a rezarle, y su familia empezó a temer por su integridad mental.

Llegó el 8 de septiembre, el día de la Virgen Blanca, y había pasado ya un año y medio de la partida de Santiago. Beatriz se sentó junto a su hijo en los primeros bancos para oír la misa, con la adorada imagen a la espalda de todos. De repente, una luz muy intensa apareció en el recinto, todos se dieron la vuelta buscando de dónde provenía y vieron la imagen de Nuestra Señora con la cabeza ladeada y sonriendo. La sorpresa fue general ante el milagro. En ese instante se oyó un caballo que llegaba hasta la puerta de la catedral y vieron entrar a Santiago Galán, con un aspecto desaliñado y larga barba. Pero su esposa enseguida lo reconoció y se lanzó sobre él, fundiéndose en un abrazo intenso.

Y llegamos a la tercera catedral más grande de España, la Bella desconocida: en Palencia ni más ni menos. Nadie lo diría, pero es así y se llama Catedral de San Antolín. Son muchas las leyendas y misterios que la pueblan, por ejemplo: en la capilla del Sagrario están los sepulcros de la reina Doña Urraca, que está incorrupto, y de Doña Inés de Osorio. A los pies de la figura que representa a esta última hay una doncella como símbolo de fidelidad, pues si se le tira de la coleta a la criada mientras se piensa un deseo, este se convierte en realidad. Pero eso también pasa en el exterior del templo, donde hay una gárgola que representa a un fotógrafo, ni más ni menos. ¿Y qué pinta allí una imagen tan moderna? Pues la hizo el arquitecto palentino Jerónimo Arroyo, que restauró la catedral, eh homenaje a un amigo suyo que falleció haciendo unas fotos en el tejado del lugar.

También hay muchas reliquias: restos de los panes y los peces del milagro de Nuestro Señor Jesucristo así como cabellos de San Juan Evangelista o una manga del sayal de San Juan Bautista, nada menos.

Y vamos a terminar en una de las catedrales más bellas de España: la de León. Nos vamos a parar hasta la Seo de Santa María de la Regla de León para contar la Leyenda del Topo de la Catedral. Sobre la puerta de San Juan de la Catedral de León, por el interior, cuelga un pellejo, a modo de quilla, que la tradición leonesa ha identificado siempre como un “topo maligno”.

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