El perro atropellado… que resultó ser un lobo

José Luis González Fraga, veterinario responsable de la Clínica Veterinaria Xarope, cuenta en Fin de Semana con Cristina cómo trató a un espécimen nada habitual

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“Es toda una experiencia curar a animal que es un prodigio de la naturaleza y la supervivencia”

Cristina L. SchlichtingMiguel Soria

Publicado el - Actualizado

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Una mujer atropelló, sin querer, hace unos días a un animal en la carretera de A Laracha con Soandres, en Galicia. Creía que era un perro, avisó de lo ocurrido a un allegado y este reportó sobre el animal herido a las autoridades.

Tras el golpe, el animal buscó protección entre la maleza y se quedó tumbado a unos 60 metros del lugar del accidente. Los miembros de Protección Civil que se personaron en la escena se percataron casi al instante de que no era un perro, pero fue en la clínica veterinaria donde lo confirmaron: era un lobo de seis meses.

Don José Luis González Fraga es veterinario responsable de la Clínica Veterinaria Xarope, en Laracha, ha estado en Fin de Semana con Cristina para contar cómo fue todo: “La sorpresa fue muy grande, no era un perro sino un lobo. Lo vimos de inmediato, la diferencia con un perro es más que evidente. Se trataba de un cachorro de 25 kilos y 6 meses de edad. Es imposible no darse cuenta de que no era un perro. Tenía la pata trasera y la delantera derecha con fracturas, la más complicada era la trasera con la tibia y el peroné con herida abierta e infectada. De no haber atendido habría muerto porque no habría podido ni moverse ni defenderse de la naturaleza, la marcha era imposible”.

Tan excepcional era que el cirujano no había atendido antes lobos: “En absoluto, no es habitual que un lobo llegue a una clínica veterinaria. Al verlo me dio mucha pena porque con esas heridas no iba a llegar a buen término, lo primero que hicimos fue darle analgesia para evitar el dolor y sedación para estresarle lo mínimo durante las pruebas que hubiera que hacerle”.

Sobre su peligrosidad herido, González Fraga explica que “son animales desconfiados, claro, no están acostumbrados a manejo y hay que tener especial atención. Es verdad que llegó en shock tras el accidente y pasó varias horas entre la maleza, con lo cual no estaba muy fiero. Se portó muy bien, tan pronto entró en el centro y vimos en nada qué era, lo importante era analgesiar y sedar para quitar el dolor, aunque sí se le puso un bozal para evitar sustos. No tuvimos problemas con él”.

El cirujano explica que, una vez curado, están “obligados”, al ser de fauna salvaje, a “remitirlos a un centro habilitado para atender a este tipo de animales, en este caso el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de Santa Cruz en Oleiros. No volvimos a tener contacto tras entregarle pero sabemos que hay que reponerlos en su medio para que no pierdan su capacidad de supervivencia”.

El doctor se queda con “la experiencia de haber atendido a un animal de esta entidad, un prodigio de la adaptación al medio en el que vive y la tristeza por la gravedad con la que se presenta, pero vive allí y hay que tomarlo como un lance natural”.

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