¿A qué leyenda del baloncesto mundial puso un tapón antológico Fernando Romay?

Esta noche nos acompaña un tío de altura, un cachondo mental, el tipo que todos quisiéramos tener en nuestra cuadrilla de amigos. Él es Fernando Romay. Alguien con un corazón tan grande que solo podía caber en un cuerpo de 2’13 cm de altura. Un tío cercano, próximo, humilde, amigo de sus amigos, que siempre dice sí a ayudar a los demás. Tan pronto lo ves en un acto benéfico, como hablando en una radio, bailando en la tele, echando una mano a alguien que lo necesite, dando una charla a chavales, organizando un campus de baloncesto… Un tío “multidisciplinar”, como él mismo ha solido autodefinirse, y que el resto que le conocemos atestiguamos, en toda la extensión de la palabra.

Acaba de cumplir los 60 y no para. Recién llegado de Guipúzcoa después de haberse pegado un homenaje gastronómico y antes de mil compromisos, se acerca a vernos para hacer un repaso de su vida. Una vida intensa salpicada de éxitos y anécdotas. Ex jugador del Real Madrid y de la selección española de baloncesto, consiguió 7 Ligas, 5 copas del rey, una supercopa de España, dos Copas de Europa, tres recopas, una Copa Korac, tres Copas Intercontinentales, 4 supercopas de Europa, y fue medalla de Plata tanto Eurobasket de Nantes en 1983 como el los Juegos olímpicos de los Ángeles un año después.

Recordamos un montón de anécdotas que recomendamos encarecidamente que nos os perdáis: como cuando cortó un filete una vez a Fernandito Echeverría en un restaurante, o aquella otra cuando le retaron a él y a otros compañeros de selección meterse en un Seat 600, además de mil risas en concentraciones, viajes, o la primera de todas, que es cómo le ficha el Madrid. Lo cuenta con tanto arte que es imposible no reírse. De esta última, un anticipo: Romay no había visto un balón de baloncesto en su vida.

Ha sido obligado habar de Kobe Bryant y recordar a Fernando Martin. Y ya en clave NBA, ¿sabéis a qué leyenda del baloncesto mundial puso un tapón antológico en bueno de Fernando? Un rato muy agradable que, como siempre que estamos con él, nos ha sabido a poco. Esta charla se nos ha pasado muy rápido. Esperemos que vuelva… pronto. Esta semana con ustedes, Fernando Romay.