David Seijas, el sumiller ex alcohólico, en Herrera en COPE

El sumiller ha visitado Herrera en COPE para hablar de sus adicciones y cómo salió de ellas que ha plasmado en un libro.

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

David Seijas es uno de los mejores sumilleres del mundo. Pero desde hace años no puede trabarse el alcohol que prueba. Sin embargo esa carrera meteórica se tuerce cuando en 2007 le nombran mejor sumiller de España y le ficha el Bully. Esa vida tan exigente le hace caer en problemas de alcohol y de droga que ahora ha querido plasmar y contar en el libro “Confesiones de un sommelier. Cunado tu pasión es tu peor enemigo”.

David ha pasado este jueves por Herrera en COPE y ha explicado que esa caída a los infiernos se dio porque “eres joven y te sientes un superhéroe. Pero poco a poco te va ganando la partida. Fue un cóctel molotov donde había mucha presión, esfuerzo, ganas de vaciarme por el cliente... también ganas de llenarme con alcohol y otras sustancias. Lo di todo y reventé. La ansiedad te lleva a que ya no domines tu vida. Tuve un colpaso que pensé que me moría. Pensé que ahí me quedaba”.

Este experto en vino, ha relatado que todo se complicó “cuando cierran el Bully. Nos quitanron nuestra vida. Viviamos allí por y para el Bully. Al quitarme esto me engancho más a lo otro. Tengo más horas libres y echaba de menos el conctaco con la gente. Solo tenía ganas de beber...”

Sin embargo, todo cambia cuando “detectan a mi padre un cáncer terminal. Voy todo lo sobrio que puedo a verle y junto a mi hijo. Ahí vi que debía parar. Por ellos. Uno me vigila desde arriba y el otro aquí. Decidí pedir ayuda entonces para trabajar y hacer felices a los que tienes a tu alrededor”.

David tamién ha explicado que después de este punto de inflexión, “acabé en el bar de mis padres. No quería que me viese la gente tocando fondo y me vi sirviendo de nuevo cafés y carajillos. Me cuidé la nariz y me di cuenta que podía oler otras cosas de la vida. Cambié la búsqueda del placer para encontrar la felicidad”.

Ahora prueba vinos sin la necesidad de beber el fruto de la uva. “Había cambiado de amigos, de ocio... sin esta parte de la cultura del vino, tenía un vacío muy grande y sentía que si no podía conectar con él, podría volver a beber. Seguir en el mundo del vino me mantiene sobrio”.

Sobre cómo realiza las catas, David Seijas ha explicado que “cato y escupo. Las papilas gustativas entán en la lengua, por lo que podemos catar un vino sin beberlo”.