Alejandro Bocija: Vivir la vida en silla de ruedas y triunfar haciendo contenido en redes sociales

Alejandro Bocija, sufrió un accidente a los quince años que lo dejó en silla de ruedas. Este jueves se ha pasado por los micrófonos de 'Herrera en COPE'.

Redacción Herrera en COPE

Publicado el - Actualizado

6 min lectura

Pese a su dificultad, Alejandro cuenta con más de 1 millón de seguidores en redes sociales. Alejandro Bocija, coruñés de nacimiento, estaba de intercambio en los Estados Unidos cuando con quince años sufrió un accidente de coche. Este jueves se ha pasado por los micrófonos de 'Herrera en COPE'. Era la noche de Halloween y además en Nueva York azotaba la famosa tormenta Sandy. Fue una tormenta histórica. Inundaciones por toda la ciudad, incendios en Queens. Los árboles y los andamios golpeando las esquinas por todos lados.

Dejó más de 60 muertos, 22 de ellos en la ciudad de Nueva York. Alejandro no iba conduciendo, pero de repente el coche choca contra un árbol. Él dice que cuando tuvo el accidente volvió en silla de ruedas a su mundo de siempre, pero él ya era completamente diferente. El sentido del humor y la normalidad le acompañan. No ha sido nada fácil para él.

"En el momento en el que tuve el accidente no lo asimilé. Tú no lo piensas mucho ahí. Te asustas mucho, yo por suerte tuve el apoyo de mis padres, que vinieron muy rápido desde A Coruña. Al día siguiente ya estaban allí apoyándome. Con la ayuda de los médicos y los psicólogos y toda la gente que estaba por allí, te ayudan un poco a asimilar lo que se viene por delante. Al principio es durísimo, pero si vas creciendo y madurando, pues te das cuenta de que es lo que te ha tocado, pero es muy duro", comienza Bocija.

En esa época, Alejandro tenía dos opciones, por un lado, se quedaba en Nueva York haciendo terapia, estudiando y recuperándose del accidente, o volvía a España para estudiar y dejarlo un poco aparte. "La razón por la que decido quedarme unos diez o doce meses, que viví en el hospital después del accidente, yo estaba en un nivel bastante complejo de mi parálisis y veíamos difícil viajar. Decidimos estar en el hospital hasta que estuviese lo suficientemente sano y supiese lo suficiente sobre mi cuerpo como para poder viajar y aproveché para seguir estudiando. Volé a Coruña de vuelta en un avión medicalizado.

Tenía muy claro que de lo único que me iba a servir no estudiar ese año era estudiar después. Estaba encamado y no iba a hacer mucha actividad física. Dentro del propio hospital tenían profesores y sitios para estudiar. Me siento muy agradecido por toda la ayuda que recibí para poder acabar mis estudios", continúa.

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El retorno a Galicia

La labor de los que pasan el tiempo con las personas ingresadas en los hospitales es muy importante. "Cuando volví a Coruña en primero de Bachillerato, la mitad del curso la hice desde el Canalejo de Coruña, el hospital. Mis profesores del Obradoiro, mi colegio de toda la vida, venían al hospital para yo tener mi clase particular", comenta sobre como retomó sus estudios en Galicia.

Volver con tu gente y que tus amigos se acostumbren a que tu amigo vuelve en silla de ruedas "fue una de las cosas más difíciles para mí en el momento. Era un adolescente y la apariencia física es muy importante en nuestras mentes. Yo no tuve la suerte de poder estar cerca de mis amigos físicamente durante todo ese primer año. Cuando llegué ya estaba acostumbrado a la silla de ruedas, pero cuando vi a mis amigos fue un poco shock para todo el mundo. Se acostumbraron muy pronto. Los amigos de verdad se cuentan con una mano, estuvieron ahí desde el principio. No me han hecho sentir nada diferente", subraya acerca de reencontrarse con sus amigos.

Cuando llega el momento de escoger una carrera, Alejandro decidió volver a Nueva York. "Era una época en la que quizás yo me centraba más en mis estudios y menos en salir. Tenía un poco de vergüenza. Me fui a Nueva York, donde la gente es muy abierta y quizás yo me abro más. Era mi objetivo. Nueva York es una ciudad tan grande donde hay muchas culturas y gente. Es lo que yo buscaba en ese momento. Me fue muy bien, conocí gente muy buena. Ahora que yo llevo tiempo viviendo allí, todos los años trato de venir a España a ver a mi gente. Cada vez que vengo a España engordo y me viene genial. Aquí la comida está deliciosa", afirma sobre su vuelta a Estados Unidos para seguir sus estudios.

Acumula más 1 millón de seguidores en TikTok y más de 70.000 en Instagram. Sus redes sociales son un lugar de reflexión y de humor. Tiene muchas pretendientas en redes sociales. "No me tomo mal algún tipo de mensajes y comentario. En redes la gente no piensa mucho lo que escribe. Otro tipo de gente recibe ese tipo de comentarios y sí les afecta. Sí, me lo dijesen a la cara igual, sería más impactante", resalta.

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Alejandro hace un humor muy tonto en redes. Habla también sobre la hiperhidrosis, una enfermedad que sufrió que provoca una excesiva sudoración en las extremidades. "Estuve tres años sufriendo episodios bastante incontrolables solo en la parte izquierda de mi cuerpo. Empezaban desde la frente hasta el pecho. Sufría mucho. Me paralizó mucho la vida", cuenta sobre esta enfermedad que sufrió.

Universidad y viajes en silla de ruedas

En la universidad, a Alejandro le tocaba firmar la hoja de asistencia, para él era más complicado por no poder mover bien las manos y lo habló con sus profesores. "El problema es no hablar con ellos. Una vez lo hablas suelen ser muy empáticos. Había profesores que me mandaban los PDF completos. Ha habido algún profesor que no fue así", sobre los profesores y su entendimiento.

Alejandro le gusta mucho viajar y lo cuenta también a través de sus redes. Puede haber varios problemas que quizás no nos imaginamos que pueden surgir en estas situaciones. Por ejemplo, el recorrido que se realiza desde que se llega al aeropuerto hasta llegar a destino. Alejandro no puede pasar esas horas de viaje en su propia silla de ruedas. "Hago el viaje con la misma agencia. Me ayudan con el papeleo, las cartas de los médicos y las medicaciones.

Cuando llegas al aeropuerto, te dejan estar en la silla hasta que llegas a la puerta del avión. Si peleas un poco no te sacan de la silla hasta llegar al avión. Entras primero y sales el último. Te cambian de silla y te ponen en una estrecha que quepa por el pasillo del avión. Yo soy muy alto y soy muy impredecible. Mido 1,85 metros. Estamos luchando para viajar en la silla y estar más cómodos y seguros", concluye.

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