Un experto explica cómo influye la ideología de los padres al voto de los hijos: "Depende de esto"
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Te voy a contar un asunto personal. Puede que a ti te pase o te haya pasado lo mismo. A mi madre le encanta ir a votar en familia. Lo de la fiesta de la democracia se lo cree a pies juntillas. Y cuando vivíamos todos juntos en la casa familiar, votábamos en fila. Primero ella, luego yo, después mi hermano y detrás mi hermana. Le encantaba escuchar en voz alta nuestros nombres y apellidos y la palabra “vota” cerrando la liturgia de introducir el sobre en la urna. Y no acababa aquí la cosa. Aunque no votaban en el mismo lugar, nuestras parejas se sumaban ese día y acabábamos tomando juntos el aperitivo.
Pero antes, al llegar a colegio electoral, nuestra madre siempre intentaba salirse con la suya. Traía de casa los sobres con las papeletas del partido que ella consideraba que debíamos votar. Obviamente, nos negábamos a cogerlo. Llevábamos el nuestro o, como es mi caso, preferíamos entrar en la cabina y realizar allí el proceso de selección. Eso no quería decir que todos votáramos diferente a nuestra madre, sino que entendíamos que el voto es algo personal, muy personal. Pero ella lo intentaba. De hecho, aún hoy lo intenta. Como si debiéramos tener un voto familiar y disciplina de partido. Y yo me pregunto, ¿será lo habitual en las familias? Pues según algunos estudios, el voto de las familias se parece cada vez más a la disciplina de los partidos. Ya no hay tantas disputas ideológicas en las familias. ¿Se ha unificado el voto de padres e hijos? ¿Sigue existiendo separación ideológica o se ha diluido?
El politólogo y profesor de la Universidad Pontificia Comillas, Javier Martín Merchán, cuenta en 'Herrera en COPE' que se está observando "mayor afinidad ideológica entre los diferentes miembros de una misma familia. Y eso, obviamente, está redundando en un voto idéntico entre ellos". Sin embargo, esta evidencia es relativamente mixta. "Es cierto que hay estudios que puntualizan, e incluso que contradicen la evidencia más generalizada", agrega.
¿Qué está ocurriendo ahora?
"Básicamente, las teorías tradicionales venían a decir que los hijos casi, directamente, acogían la afiliación política del padre", explica Merchán. "Los últimos estudios dicen que hay un problema en este tipo de teorías", añade. El primero sería que los hijos no tienen un rol activo en su socialización política, no tendrían la opción de elegir de forma activa cuál es su identidad política. El segundo problema es uno que se pasa por alto, que es que se asume que los hijos identifican la identidad política y el voto político de los padres. Estos estudios "hablan de que, aproximadamente, la mitad de los hijos no conocen verdaderamente el voto de sus padres. En ocasiones creen que es uno que no es", explica Merchán.
La identificación de la identidad política del padre por parte de los hijos depende de las conversaciones políticas que tengan con el padre. Pero, el hecho de que los hijos hablen de política con sus padres o significa que estén de acuerdo con ellos. ¿De qué depende que los hijos se apoyen o identifiquen en la identidad política de los padres? Según concreta Javier, esto depende "de la cercanía entre el hijo y el padre, en términos socio afectivos".
Lo que pasa es que, mientras se da esto último en las familias, lo primero (las conversaciones políticas) no se da. "Lo que se viene estudiando mucho ahora es que hay un porcentaje muy grande de hijos que votan lo que creen que votan sus padres. Pero, en muchos casos, no están votando lo que realmente están votando sus padres", comenta Merchán.
Excepciones
¿Qué pasa si tenemos un padre constitucionalista y una madre independentista? Hay estudios que "tratan de hacer la imagen algo más gris. Uno de ellos es aquel en el que los padres están políticamente divididos", explica Javier. Sin embargo, "es raro que haya padres políticamente divididos. En América, la última encuesta del año 2020, habla de solo un cuatro por ciento de matrimonios en los que una parte de la pareja sea republicana y la otra demócrata", agrega.
En esa pequeña parte de familias, políticamente divididas, es mucho más fácil que el hijo sí que se separe de la identidad política de uno de los padres. Esto se debe a que hay cierta invitación pasiva a que el hijo elija su propio camino. También puede ser que la discordancia ideológica que hay dentro de la propia familia hacia el hijo haga que para este sea más difícil identificarse con una de las dos partes. En estos casos, factores como la educación y temas que mueven a su generación cobran más importancia.