Un experto da las claves para identificar a la gente tóxica: "Gran parte de su sufrimiento es la envidia"

En 'Herrera en COPE' hemos hablado con Fernando Sarráis, psiquiatra y psicólogo, que nos ha explicado lo que les ocurre a la gente tóxica

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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¿Sientes una mayor negatividad en tu vida? ¿Te agobia todo y estás cargado de estrés? ¿Te pasa, sobre todo, cuando estás cerca de cierta persona? Puede ser que tu pareja, una amistad o un compañero de trabajo, a veces acompañe sus comentarios con una presunta gracia o envuelta en una broma. Otras, directamente, te dice lo que piensa porque le gusta decir las cosas a la cara. Y, en ocasiones, muchas, lo hace de forma sibilina.

En realidad quien está mal no eres tú, sino ellos. Son personas que no han madurado emocionalmente, gente profundamente insegura y egoísta que necesitan estar cerca de alguien (su víctima) para entablar una relación absorbente que les permita descargar sus frustraciones. Eso dice la ciencia. Y los llamamos gente tóxica. Existen en todos los ámbitos. Incluso una madre o un padre, puede que un hermano o una prima que malmeten y que, como la gota malaya, te machacan la cabeza hasta que ya no puedes más. Lo recomendable es apartarse de esa gente. No es fácil, pero se puede hacer. Sin embargo, hay de un tipo de gente tóxica de la que no se puede escapar. La que está en las redes sociales. Ya no es que te acose un compañero del colegio por internet, sino de que las redes es la casa perfecta para las personas tóxicas. Da igual el tema que sea. Por eso, en 'Herrera en COPE' hemos hablado con Fernando Sarráis, psiquiatra y psicólogo, profesor de psicología de la personalidad y patología de la Universidad de Navarra, para ver qué es una persona tóxica y cómo podemos abordar este tema.

"El concepto de 'tóxica' ahora mismo es, personas que tienen emociones negativas y que, por esas emociones negativas, se comportan de modo negativo y hacen daño. A la vez, al tener esas emociones negativas transmiten, porque las emociones se contagian. Y las emociones negativas básicas son: el miedo, la ira y la tristeza. Hoy día están creciendo estas emociones básicas y están dando patologías de las fobias, trastornos de pánico, depresión, tristeza y conductas violentas", comentaba el experto.

Cómo descubrir a la gente tóxica

Fernando Sarráis ha asegurado que estamos viviendo en una sociedad en la que se ha "hipertrofiado el victimismo", debido a todos los problemas exteriores que tenemos a día de hoy, como la inflación. Según él, esto genera un poco de "pasividad, de no aprender, no desarrollar estrategias psicológicas para defenderse, cuando en el caso del Covid hemos aprendido estrategias", explicaba, añadiendo que "no se transmiten estrategias psicológicas para los que nos quieren quitar la alegría de vivir y la tranquilidad de vivir. Entonces, está habiendo una mayor preocupación por la salud física (el colesterol, el deporte...) y no está habiendo proporcionalmente un interés por la salud psíquica, que es emociones positivas, la paz, la tranquilidad, la calma, el sosiego...".

"Todo el mundo está en la superficie de sí mismo y en la de los demás, y no aprende a meterse dentro y descubrir lo que hay dentro. Si se está haciendo fea por dentro, si se está haciendo tóxica por dentro y se llega a los 60-70 años y uno se da cuenta que es un hipocondríaco, un pesimista, un autoritario, un machista, un susceptible, un paranoide, una persona negativa. ¿Por qué? Porque ha estado tan volcado fuera en hacer dinero, en tener prestigio, en tener poder, que se ha olvidado de la persona que hay dentro. Falta un entrenamiento en hacer auditorías personales cada día para ver cómo va uno por dentro", desarrollaba, añadiendo que "la gente no tiene un proyecto de cómo quiere ser por dentro y acaba siendo la única vida que se tiene, una persona negativa". El experto ha destacado que gran parte de ese sufrimiento de la gente tóxica es "la envidia, sentir envidia porque los demás tienen cosas que uno no tiene". "Cuando uno está amargado, está sufriendo, el único consuelo que le queda es que los demás también estén amargados. No es una cosa de la razón, es de la afectividad, porque si yo estoy sufriendo y estoy solo, sufro dos veces. Y sentirse solo es no sentirse comprendido, no sentirse querido, no sentirse estimado. Entonces, el que está sufriendo quiere que los demás también sufran porque ya no se siente solo sufriendo y, por tanto, sufro menos, aunque sigo sufriendo", argumentaba Fernando Sarráis.

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