El Gran Hermano que nos vigila: ¿Qué derechos tenemos ante las 900.000 cámaras que hay en España?

En COPE hablamos con Jorge García Herrero, abogado experto en protección de datos para explicar hasta qué punto están salvaguardados nuestros derechos

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

¿Alguna vez te habías sentido vigilado cuando vas andando por la calle? A lo mejor no te habías dado cuenta, pero cada vez tenemos más ojos encima de nosotros que siguen nuestros pasos, o lo que es lo mismo, cada vez hay más cámaras por las ciudades, las plazas o las carreteras, que nos observan. Eso sí, son pequeñas, casi imperceptibles, pero que graban todos nuestros movimientos en todo momento.

En nuestro país se calcula que hay alrededor de 900.000 cámaras, entre públicas y privadas, y la mayor parte de ellas se encuentran en las calles. Es decir, como si fuera un ‘Gran Hermano’ que nos vigila las 24 horas del día. Aunque la media es de tan solo una cámara por cada mil habitantes. Los grandes núcleos urbanos como Madrid y Barcelona son los más vigilados. En la capital hay más de 27.000 cámaras (entre públicas y privadas), o lo que es lo mismo, cuatro por cada mil habitantes. Ante tanta vigilancia, y lo que eso conlleva en los ciudadanos, en ‘Herrera en COPE’ nos hemos preguntado cómo están salvaguardados los derechos de los españoles y, al mismo tiempo, garantizando la seguridad de los mismos. Para ello, hemos hablado con Jorge García Herrero, abogado experto en protección de datos: “Las cámaras de videovigilancia privada, está prohibido que apunten a la vía pública. Y todas las que apuntan a la vía pública que están en postes o establecidas en las fachas de los servicios, son de videovigilancia pública”.

¿Cuál es el principal problema de la videovigilancia?

“Es la capacidad que tengan estas cámaras”, explicaba García Herrero. “Si nos damos cuenta, China, Rusia, India, hasta llegar a Reino Unido, son Estados autoritarios -en este caso no Reino Unido-. Aunque este último es especialmente famoso por estar en la liga de los Cinco Ojos, que son cinco países junto con Canadá, Estados Unidos, Nueva Zelanda y Australia, que ejercen una vigilancia intensa sobre sus ciudadanos y, además, comparten datos entre sí. El principal riesgo de estas cámaras es que empiecen a integrar reconocimiento facial como ocurre en China. Allí te pueden localizar en un tiempo récord porque tienen sujeta a su población a un reconocimiento facial obligatorio”, explicaba a COPE el abogado experto.

¿Con qué fines se pueden utilizar estas cámaras en nuestro país?

“Las de vigilancia operadas por los cuerpos de seguridad, una de las finalidades es prevenir y perseguir los delitos que se produzcan. De hecho, la normativa exige que para la instalación de una cámara de vigilancia pública se acredite debidamente que en esa zona donde se quiere establecer, hay una necesidad”, contaba Jorge. En caso de las cámaras privadas ocurre lo mismo, “también te exigen una cierta motivación de poner una cámara porque, por ejemplo, me han robado en el último mes dos veces”, decía, añadiendo que “todo esto está sujeto a un sistema de autorización y de justificación”.

Si nos vamos más allá, y miramos hacia fuera de España, a finales del año pasado había instaladas más de mil millones de cámaras de vigilancia en todo el mundo. ¿A qué se debe tanta observación de movimientos? A un altercado que marcó un antes y un después en la historia de la tecnología y la videovigilancia: los atentados del 11S -que se van a cumplir 21 años en unos días-.

A partir de entonces, Estados Unidos y Europa decidieron cambiar el derecho de la libertad por el de la seguridad de los ciudadanos, sumándose a países como China, líder en videovigilancia. De hecho, más de la mitad de cámaras que hay en todo el mundo, justamente un 54%, están ubicadas en esta gran potencia asiática. Con una media de 373 cámaras por cada mil habitantes, las ciudades de este país son las más vigiladas del planeta. En este segundo puesto del ranking de mayor seguridad de este ‘Gran Hermano’ se encuentra la India, concretamente en la ciudad de Indore, con 62 dispositivos por cada mil habitantes.

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