Un hombre de Palencia hereda el oficio de su padre y así le afecta la decisión años después: "Desde pequeño"

Manuel Quintana tiene 54 años y es uno de los responsables de Campanas Quintana, una empresa con casi 500 años de historia

Un hombre de Palencia hereda el oficio de su padre y así le afecta la decisión años después

Redacción Herrera en COPE

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Una profesión define, en buena parte, a aquel que la ejerce. En 'Herrera en COPE' hemos puesto el foco en trabajos y profesiones singulares, aquellos que solo ejercen unos pocos y que despiertan una curiosidad especial cuando los descubrimos.

En Palencia hay una empresa con casi 500 años de historia. Campanas Quintana nace en 1637 y a día de hoy sigue en marcha, pasando de generación en generación. Muchos de sus encargos son dentro de España, pero tienen un importante volumen de negocio hacia países de Latinoamérica como Panamá.

Manuel Quintana tiene 54 años y es uno de los responsables a día de hoy: "Sigo en el oficio que he heredado de mi padre y él a su vez heredó del suyo. Me quedé en el negocio principalmente porque me gustaba".

Su pasión por el mundo de las campanas surge desde niño. Explica que "no hay una distinción entre lo que es trabajo y la vida familiar, desde muy pequeño he oído hablar de campanas, siempre estuve atento a lo que se hablaba en casa y tenía curiosidad por este ámbito".

Su negocio se enfoca, principalmente, a edificios religiosos, no solo a iglesias. Manuel cuenta que la campana, "en su esencia, es un instrumento de culto".

Además, su negocio traspasa fronteras: "Los fundidores de campanas están radicados, casi todos, en Europa. Es una parte muy importante de nuestra producción la que va al extranjero". "En su esencia, la fabricación de la campana sigue siendo la misma, pero se han incorporado todo tipo de avances", añade.

Sin duda, haber elegido seguir el camino de su padre ha marcado su vida: "A mi me parece el mejor trabajo del mundo. Tiene una parte importante de artesanía y me parece muy bonito".

Restaurador de relojes

La profesión de Manuel no es la única particular. La restauración y la creación de relojes es otro de los oficios que ejercen pocos a día de hoy.

José Antonio Gismera es restaurador de relojes de Patrimonio Nacional, en concreto, se encarga de los 230 ejemplares que tienen en el Palacio Real.

En su día a día, se pasea por las galerías para confirmar que todo está bien. Lleva tres décadas en el oficio y su labor se basa en reparar, corregir y anticiparse a cualquier fallo, todo esto a mano.

"Más que los fallos, se intenta que no se produzca ninguna rotura ni avería grave, para lo que se planifica un mantenimiento. Son relojes únicos y no hay recambios debido a lo antiguos que son, los tenemos que hacer a mano", explica en COPE.

Maestro artesano relojero

Por su parte, Jesús Moreno Piñero es maestro artesano relojero de Cádiz y, además de su labor, enseña en YouTube cómo arregla esos relojes.

"Hay profesión para rato, la gente sigue valorando los relojes mecánicos. Aunque la tecnología avanza, siempre habrá un hueco para los relojes tradicionales", confiesa confiado en el futuro de su oficio.

Explica además que "el reloj que más trabajo me costó fue uno de antesala del siglo XIX. Fue por la dificultad de la máquina y la cantidad de piezas que había que restaurar manualmente".

Escucha la sección al completo en el siguiente audio.

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