40 años de la muerte de Paquirri: Sus últimas palabras, el gesto del conductor de la ambulancia y sus imágenes prohibidas

Carlos Herrera ha recordado este acontecimiento que "conmocionó a la sociedad española"

Beatriz Calvo

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Este jueves, 26 de septiembre, se cumplen 40 años de la muerte de Paquirri, un acontecimiento marcado para muchos en el calendario y que ha querido recordar Carlos Herrera a primera hora de la mañana. 

"Hoy el calendario recuerda que han pasado 40 años de aquella trágica tarde en Pozo Blanco, 40 años de una acogida mortal que conmocionó a la sociedad española, cambió los protocolos de la tauromaquia", comenzaba apuntando el comunicador. 

La fatídica tarde del 26 de septiembre de 1984

En este punto, echaba la vista atrás y recordaba lo que ocurrió aquella tarde: "Hace 40 años un toro corneó a Francisco Rivera 'Paquirri', que era una figura del torero. Y ocurrió en una tarde en la que nada hacía presagiar aquello que pasó. 

Paquirri llegó como siempre sonriente a la plaza de Pozo Blanco, era la última corrida antes de hacer una gira por América, en 1984, nadie reparó que en la plaza de Los Llanos, en Pozo Blanco, no había los medios necesarios para una intervención quirúrgica de envergadura, a 70 kilómetros de Córdoba, donde estaba el primer hospital en condiciones.

Carlos Herrera y Paquirri

Lo que pasa es que no eran 70 kilómetros de autovía como es hoy en día, eran 70 kilómetros por una carretera sinuosa en el mal estado de los años 80, hora y media para llegar a Córdoba. Y tampoco se reparó en que nadie sabía dónde estaba la llave de la puerta de aquella modesta enfermería, ni nadie se había preguntado cuál era el grupo sanguíneo de Paquirri.

La gente no fue a la plaza con la idea de que pudiera pasar algo malo, lógicamente, con el entusiasmo por el arte de un torero que era lo máximo en aquel momento, su estilo, la personalidad que rezumaba, todo lo que hacía dentro y fuera del coso.

Entonces pasó lo que nadie esperaba, la cornada eterna. El toro corneó al torero y aquella cornada fue realmente eterna porque Paquirri se dio la vuelta, se quedó prendido del asta, se agarró a la cabeza del animal para tratar de desprenderse, pero con los movimientos del morlaco al final quedó más enganchado de lo que ya estaba.

El destrozo de la pierna de Paquirri fue brutal. Y el resto quedó grabado en la memoria colectiva de nuestro país". 

LOS ESCASOS RECURSOS DE LA PLAZA DE pOZO bLANCO

En ese momento, a Paquirri se lo llevan a la enfermería y ahí empieza "el despropósito": "No encuentran la llave de la enfermería, tienen que romper el cristal de la puerta para entrar, no saben el grupo sanguíneo, tienen que llamar al hotel para averiguarlo.

Y ahí es donde se produce la escena que condensa el misterio, la tragedia, la leyenda de Paquirri, la enfermería repleta de gente con un cámara de televisión grabando sin filtro la tremenda escena del torero que perdía sangre a borbotones. 

Y Paquirri con una serenidad asombrosa le habla al médico con un aplomo que 40 años después la verdad a mí me sigue sobrecogiendo. 

"Doctor, yo quiero hablar con usted. La cornada es fuerte, tiene al menos dos trayectorias, una para acá y otra para allá. Abre todo lo que tengas que abrir, lo demás está en sus manos", decía.

¿Cómo puede morirse un hombre que está hablando así? Con esa serenidad. Años más tarde, a petición de Isabel Pantoja, la justicia prohibió que las televisiones pudieran seguir emitiendo esas imágenes por respeto a la familia. 

De haber sufrido esa cornada en Las Ventas o en la Maestranza, por muy bestia que fuera, Paquirri estaría vivo"

Carlos Herrera

Director y presentador de 'Herrera en COPE'

Una familia que, al igual que el resto de la sociedad, le quedó muy claro al escuchar la entereza con la que entró Paquirri a la enfermería de Pozo Blanco, que de haber sufrido esa cornada en Las Ventas o en la Maestranza, por muy bestia que fuera, Paquirri estaría vivo".

un trayecto de 55 minutos en ambulancia

Herrera recordaba, en este punto, el trayecto hasta el hospital en el que falleció el torero: "Murió porque el destrozo de la femoral le condenaba a morir desangrado en menos de dos horas si no era intervenido de urgencia. 

Y no se le pudo intervenir de urgencia porque la ambulancia que lo llevó a Córdoba tardó 55 minutos en llegar al hospital. Muy meritorio porque lo normal era tardar hora y media. 

El conductor, a pesar de las curvas, de los baches, recortó el recorrido en más de media hora, pero no bastó. Paquirri, cada vez más pálido, cada vez más vidrioso en los comentarios, dejó caer la profecía que estaba a punto de cumplir. No llegamos. 

Y efectivamente, a dos o tres minutos de llegar a Córdoba, Paquirri murió en la ambulancia. Y lo que vino después fue una convulsión social por la personalidad del fallecido, por la manera agónica en la que había fallecido, por todo lo que dejaba en herencia"

Un mito del mundo del toreo

"El torero muerto, la cantante que la llora desgarrada, con un crío pequeño que queda huérfano, igual que los otros dos que había tenido con Carmina Ordoñez. Moría el hombre y en ese momento nacía un mito, el mito de Paquirri. 

Hizo que el mundo del toro nunca fuera igual, porque se cambiaron para siempre los protocolos médicos en las plazas más modestas. Paquirri, la cornada eterna, la muerte que pudo evitarse, el drama que quedó en la memoria, la lección que lo cambió todo para siempre. 

Un abrazo a todos sus seres queridos, que 40 años después todavía lo añoran, y a los que fuimos amigos del torero, que siempre lo añoraremos", ha concluido el comunicador.