Cristian, agente de la Guardia Civil de Chiva, relata el angustioso rescate a una vecina de 85 años: "Me vi obligado"

Cristian Lacalle es agente de la Guardia Civil y en los últimos días le han bautizado como 'el ángel de Chiva', ya que junto a varios compañeros salvó la vida de más de una decena de personas, lanzándose a la calle en la riada más peligrosa del siglo. 

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"No fuimos solamente dos compañeros, éramos en un principio tres compañeros que iniciamos por la parte de arriba del pueblo, como pueden ver esto, el pueblo lo parte por la mitad a un barranco, que es el que traía todo el agua, y tres compañeros salimos a pie desde la parte alta y otros cuatro salieron desde abajo

Además, se nos unió un cabo que no está destinado aquí, pero que vive aquí y luego fuimos complementados con unidad de seguridad ciudadana de Liria, en total seríamos alrededor de 14 componentes.

La devastación es absoluta, el agua venía por la calle principal a una altura de entre dos y tres metros, arrastraba los coches como si fueran papel y la palabra es devastación", ha comenzado explicando en 'Herrera en COPE'.

Los complejos rescates a los vecinos de chiva

El Guardia Civil ha explicado la cantidad de rescates que llevaron a cabo esa noche y lo complejo de todos ellos: "Era muy duro, a los compañeros el agua nos llegaba por más arriba de la cintura, hubo momentos en los que el agua también nos arrastraba, pero fueron todos rescates bastante difíciles. 

Por ejemplo, Teresa es una mujer de 85 años con movilidad reducida, que se encontraba en su domicilio con su cuidadora, que también se llama Teresa, y ellas viven en una planta baja.

Estaba con dos vecinos que no habían podido sacarla y entre los tres compañeros que en ese momento llegamos a ella, con mucha dificultad, porque nos costó muchísimo la verdad, por su situación propia, al estar en la silla de ruedas no podíamos utilizar la silla de ruedas porque la anchura de la escalera no lo permitía, y la tuvimos que subir a mano y dejarla en el coche porque era el sitio donde más resguardada podía estar. 

Durante toda la noche se fueron sucediendo muchísimos rescates, auxilios, incluso esta calle en la que estamos,  me vi obligado a desalojarlo completamente porque el escape de gas de la tubería principal era absoluto, salía el gas y se veía como si fuera el mismo agua a correr, y tuvimos que desalojar aquí todas las viviendas.

Más arriba hay cuatro bloques de viviendas que esas las tuvimos que desalojar porque un vecino nos hizo subir y pudimos ver como la parte inferior de la vivienda se la estaba llevando el agua, con lo cual, por peligro estructural, también los tuvimos que sacar". 

Cómo fue el operativo de rescate

Lacalle explica que "en un primer momento, lo que hacíamos era, como íbamos a pie, nos ofrecíamos, y aquel que nos pedía ayuda se la dábamos. Luego, cuando amainó un poco todo y el agua era menos fuerte, pudimos utilizar los vehículos y vinimos a esta calle, que es la que nos habían requerido por el gas, y los sacábamos a todos.

Yo saqué a todas las fincas por el riesgo que había. Es que fue un continuo, fue uno detrás de otro, y detrás de otro, y detrás de otro, así toda la noche, hasta que llegó la mañana. Y ya por la mañana nos fuimos al barrio viejo, de aquí de Chiva y ahí hicimos también los rescates a mano, porque esas calles no pueden ser transitadas en vehículo. 

Allí, por ejemplo, es donde nos encontramos con el caso de Enriqueta, la madre de Pedro, que estaban en una vivienda parcialmente derruida. Solamente quedaba en pie la del piso de arriba, la mitad del piso de arriba y de las cuatro paredes quedaban dos en pie. Estaban literalmente sobre un pilar". 

La historia de un vecino de chiva

Pedro ha charlado también con Alberto Herrera, al que ha explicado cómo vivió el rescate en primera persona: "Fueron momentos muy malos, porque con la fuerza del agua se derribó la puerta, o sea, la arrancó directamente. Luego hubo seis coches que se acumularon en la puerta, o sea, que el agua literalmente pasaba por mi casa, o sea, no había otra calle. 

Y con la misma presión del agua se derribó a las paredes de atrás, empezó a salir como una catarata, un ruido ensordecedor. En fin, y arriba estuvimos en la parte delantera,  toda la noche, prácticamente.

Mi madre, ¿cómo sale con 75 años que tiene? Cuando los vi, uno se alegra, claro. La ayuda siempre es buena y la verdad es que lo hicieron muy bien, no hay quejas sobre eso. Y por suerte estamos aquí". 

Por su parte, el agente de la Guardia Civil explica qué supone conocer a aquellos que vas a rescatar:  "Creo que puede ser un hándicap positivo, porque como nos conocemos sabíamos, por ejemplo, dónde a lo mejor podíamos encontrarnos con personas con más necesidad". 

"Sí que quiero transmitir, ya que tengo la oportunidad de la palabra, primero, el orgullo que siento de dirigir la unidad a la que dirijo el puesto principal de Chiva, de formar parte de este cuerpo de la Guardia Civil por todo lo que se puede ver que estamos haciendo y sobre todo de ser vecino de este pueblo", ha concluido.