Ilia Topuria, en COPE, sobre el éxito: "Si quieres algo, tienes que atreverte; nadie va a venir a tu casa a tocarte la puerta"

El campeón de la UFC recuerda algunas de las decisiones más duras que ha tomado a lo largo de su vida y que hoy le han llevado a estar en lo más alto 

Patricia Blázquez Serna

Publicado el - Actualizado

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Ilia Topuria, el 'Matador', hizo historia el pasado 18 de febrero, día en el que se proclamó campeón del mundo de Artes Marciales Mixtas. Aquel día, Topuria no solo dejó huella en el octágono de la UFC, sino que también cumplió el sueño que venía arrastrando consigo desde que era un niño. Un sueño que resonaba en su cabeza cada día, que le motivó a tomar decisiones arriesgadas y que no todo el mundo habría sido capaz de asumir.

En 'Herrera en COPE', junto a Alberto Herrera, Ilia Topuria ha compartido su historia, sus sueños y sus próximos pasos. Y es que realmente, este georgiano comenzó su historia en un patio de colegio, pero fue gracias a su hermano mayor Aleksandre. "Mi profesor de Educación Física lo vio luchar, impartía clases de lucha grecorromana y le dijo que si iba a sus clases, le convertiría en campeón del mundo", apunta el campeón de la UFC. 

Sus padres aceptaron y llevaron a los dos a aquellas clases. "Me volví súper loco, como cuando pones a un niño de Spiderman por primera vez que se siente invencible. Eso pasó conmigo y fue destino de Dios", recuerda Topuria.

Él se mudó a Georgia cuando solo tenía 6 años y nunca tuvo una infancia especialmente fácil. Con la guerra, sus padres tuvieron que marcharse y dejarle, junto a sus dos hermanos, para encontrar oportunidades laborales. Un antes y un después en su vida, que ya le hizo madurar "antes de tiempo". Sin embargo, el luchador confiesa que agradecen todo lo que han vivido “porque todos esos momentos formaron a las personas que somos”.

SU VIAJE A ESPAÑA Y SUS INICIOS EN EL MMA

No sería hasta que cumplió los 15 años cuando vino a vivir a España y pudieron reencontrarse con sus padres. Sobre sus nuevos inicios en nuestro país, Topuria ha contado que los apuntaron a clases de judo, ya que no había una disciplina similar a la lucha grecorromana. No obstante, un día su madre vio a un hombre con las orejas de coliflor típicas de los luchadores. “Se le acercó y le dijo: “Mira, tengo a mis hijos que acaban de llegar a España y quieren hacer lucha grecorromana, ¿tú por casualidad conoces algún gimnasio?””.

Este hombre le explicó que él entrenaba clases marciales mixtas y era cinturón negro jiu jitsu. Le explicó dónde entrenaba y esa misma tarde los invitó a que fueran. Después de convencerlos a él y su hermano, esa misma tarde Ilia Topuria conoció un nuevo mundo, y así fue como dio sus primeros pasos el MMA.

Tras participar en cuatro peleas profesionales en España, un joven Topuria tuvo que marcharse a Suecia. “Era imposible conseguir combates, nadie quería pelear conmigo en España en ese momento, no había tantos eventos deportivos como los de ahora. Para poder acceder a cualquiera en Europa, te hacían falta contactos para que te abrieran la puerta y yo no los tenía. Llegó un momento que dije: “Si me quedo atascado y me empiezo a quejar, nunca va a cambiar nada. Si yo cambio, todo cambia””.

Y fue así, como sin dinero y sin nada, Ilia se marchó en busca de reconocimiento. En busca de seguir avanzando. “Pecamos de tenerle miedo a lo desconocido, cuando no sabes donde vas, ¿quién te espera?”, apunta.

"Si quieres algo, tienes que atreverte; nadie va a venir a tu casa a tocarte la puerta"

Después de su primer entrenamiento allí, el representante de los luchadores se acercó a él y le preguntó si quería formar parte de su equipo. “Dije que sí, obviamente. Fui a eso”, asegura.

A las tres semanas tuvo su primer combate internacional y poco después la oportunidad de luchar por el campeonato del mundo. Y es así como comenzaron los éxitos de este luchador, quien en lugar de achantarse ante el miedo, se puso frente a él y le plantó cara.

“Si tú quieres tener algo, tienes que atreverte y superar todos los miedos porque nadie va a venir a tu casa a tocarte la puerta. Me daba muchísimo miedo, el viaje de los que más miedo me daba hacer. Si me hubiera quedado en mi casa quejándome por lo que no tenía, nunca hubiera llegado a ser la persona que soy hoy en día, por lo que la vida es para atreverse y supera los miedos y el universo conspira para darte lo que necesitas”, cuenta el campeón de la UFC.

Todo también gracias al papel de Dios en su vida. “Es él quien me dio la identidad, la fortaleza, la visión. Es él que hizo que todo me llegara a su debido tiempo”, admite el luchador. De hecho, y cuando solo tenía ocho años y poco antes de un combate de lucha grecorromana, él se encontró un billete en el suelo. Un niño que, por aquel entonces, “no tenía dinero”. Parado frente a una bollería, Topuria decidió guardárselo en lugar de gastarlo en algún dulce.

“En esos momentos es cuando te das cuenta qué es lo realmente importante para ti, cuál es tu sueño y qué es lo que deseas, porque en ese momento no me podía permitir pararme frente a un supermercado y comprarme lo que yo quería. Entonces fue un momento en el que me di cuenta de que lo que buscaba no era el dinero; lo que buscaba era sentirme realizado y hacer lo que yo quería hacer, y Dios me había dado la visión, y me dio la fortaleza de “no te quejes por lo que no tienes, confía en lo que tienes por delante y obtendrás todo lo que quieres””, agrega.

Y fue así, con constancia, perseverancia, sin miedo y siempre en mente cuál era su objetivo, como se convirtió en campeón de la UFC. “No hay nada mejor que tener un sueño, proponerte algo y poder mirar arriba y verlo en la realidad”, asegura.