Juan Pablo y María, el matrimonio valenciano que llegó hace 10 años a Tanzania para enseñar el verdadero significado del amor de Dios

Una historia que conocemos en 'Herrera en COPE' a pocos días de celebrarse el Domund

Pilar Abad

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Juan Pablo y María son un matrimonio nacido en Valencia. Él es publicista y ella fisioterapeuta. 

En octubre de 2014 decidieron darle un vuelco a su vida. Por entonces tenían cuatro hijos: Nacho, que tenía seis años; Rocío, de cuatro; Reyes, de tres y Loreto, tan solo de tres meses.

Ese mes, esta familia, con sus ocho maletas a cuestas y sin saber ni una sola palabra de suajili viajó a 9.000 kilómetros de su casa hasta llegar a Tanzania.

Desde entonces María y Juan Pablo están allí, en Arusha, al norte de Tanzania, junto a los parques nacionales más importantes del país. Son misioneros y desde hace diez años lo dejaron todo para cumplir una misión: han asumido el reto de construir comunidades evangelizadas, que a su vez propagan la fe de la iglesia en ese país africano.

Cuando Juan Pablo y María llegaron al país africano hace 10 años tenían cuatro hijos a los que hay que sumar los otros dos que nacieron allí. Han vivido sin luz eléctrica ni agua corriente. Han tenido que adaptarse a una lengua y a una cultura distintas, pero como insisten nuestros protagonistas: “vivir es utilizar tu tiempo para los demás”.

Se dedican a la evangelización, la dirigen a fieles que ya han sido bautizados, que son llamados a comenzar un nuevo camino hacia la fe adulta. Hacen catequesis, acompañan a los matrimonios que tienen dificultados, ayudan a jóvenes que necesitan esa ayuda en su camino de discernimiento hacia una posible vocación sacerdotal. Y también tienen un pequeño grupo de chavales que necesitan ayuda para salir de adicciones como la marihuana o el alcohol.

      
             
      

Una labor que compaginan con su trabajo en una empresa de safaris, mientras que, como nos cuenta Juan Pablo “el tema de la misión, sobre todo es por la tarde, cuando la gente ysale de sus trabajos, etcétera, entramos en la parroquia, nos reunimos, hacemos celebraciones y sobre todo los sábados y domingos”.

Además, añade, de “implicarnos en preparar peregrinaciones con los jóvenes, actividades con los jóvenes, etcétera”.

Confiesa María que decidieron marcharse a Tanzania porque sintió “la llamada” del Señor y que se dio cuenta “de que lo que quería el Señor no era pedirme nada, sino regalarme una vida de un encuentro con él personal” y, aunque asegura que “al principio fue un poco locura.” corrobora que “cuando ves que el Señor te está acompañando, pues tiras para adelante donde sea”.

      
             
      

10 años después, Juan Pablo y María, siguen enseñando en esta zona de África el siginificado y la importancia del amor de Dios.