Habla Antonio Agredano en sus 'Crónicas Perplejas' de los líos en los que nos metemos por no medir bien

La de cosas que nos habrán pasado cuando hemos pensado que algo cabría en un determinado sitio y no era así, sobre todo desde pequeños

Antonio Agredano

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El error de los trenes y los túneles es una chiquillería comparado con el cálculo que hacemos todos para convertir nuestra dulce juventud en una suerte de vida ordenada y adulta. Eso sí que es medir mal: casarse, hipotecarse, tener hijos. Suena bien, pero tiene un trasteo. Dejar la noche y las resacas, tener una gran tele en el salón, un hueco en el sofá, beber vino con elegancia, que te despierten tus niños con besos los domingos por la mañana. Cerrar el Tinder, dejar de ir al Burger King. Comprarte un piso bonito. Decorarlo a tu gusto. Ir al Ikea, incluso, con cierto entusiasmo. Amar sin prisas. El olor a café y a pan tostado por las mañanas. Ese amor pausado de los primeros años. Algunas risas con tu suegro. Lo que la vida espera de nosotros, vaya.