‘Crónicas perplejas’: “Si el amor es ciego, ¿cómo va a existir el amor a primera vista? O una cosa o la otra”
Habla Antonio Agredano del amor a primera vista
Publicado el - Actualizado
3 min lectura
En esta sección de ‘Herrera en COPE’, Antonio Agredano mezcla lo “cotidiano y exótico” con una particular visión de las cosas de la vida capaz de equiparar con lo más sorprendente en sus ‘Crónicas Perplejas’.
“Te engorda más el ojo que la tripa”, me decía mi madre cuando de niño elegía el dulce más grande de la vitrina y luego no podía terminármelo. No sé si en el amor pasa lo mismo. Eso de encapricharse rápido, comer con ansiedad y luego empacharse y dejar el pastel a medias. Lo único que me inquieta de este tema es que, si el amor es ciego, ¿Cómo va a existir el amor a primera vista? O una cosa o la otra. Además, como me estoy haciendo viejo, cada vez veo menos de lejos. Veo menos que un topo cortando cebollas. Vamos, que como siga así, ya no es que no crea en el amor a primera vista, es que voy a tener que ligar en Braille.
Con el amor pasa como con en las rebajas. Elegir lo que ponen en el escaparate es lo fácil, para eso valemos todos. Lo ves ahí en el maniquí, lo pides dentro y si queda de tu talla, te lo llevas. Pero lo bonito, lo apasionante, es meter las manos en un cajón lleno de trapos de colores imposibles, lentejuelas despegadas y tallajes raros; acercarse ahí pegando codazos a las otras señoras y mirando las etiquetas por si hay algún chollo en esa pila de prendas con taras o de temporadas pasadas. El amor de verdad está ahí. El amor hay que rebuscarlo, probarse mucha morralla y encontrar algo que, milagrosamente, te siente bien. No es fácil, pero que te quiten lo bailao.
El amor a primera vista es una cosa hortera. Hacedme caso. Yo tenía un amigo que, cuando bebía de más, se ponía a disparar flechas imaginarias en los pubs. Hacía como el movimiento del arco, y soltaba su flecha sobre los que allí bebían. Se acercó una chica y le dijo: ¿Quién eres? ¿Cupido? Y él dijo: No. No. Soy Légolas y estoy aquí matando orcos.
La belleza es poca cosa, cantaban Los Chichos. Los guapos tienen fama de tontos y los feos tienen fama de interesantes. Pero yo he conocido guapas estupendas y feas insoportables. A ver, yo he toreado en La Maestranza alguna noche, pero otras veces he tenido que torear en plazas portátiles en ferias de pueblo. Aunque siempre he intentado hacerlo con idéntico tronío.
Como decía el poeta Cavafis, lo importante no es el destino, sino el trayecto. En el amor pasa parecido. Para llegar a un gran amor hay que hacer noche en muchos puertos cochambrosos y perdidos de la mano de Dios. Y, pasado el tiempo, uno se da cuenta, de que también allí fue feliz, en una cama prestada y en esos besos sin memoria.