'Crónicas perplejas': "Cuando me dicen que soy clavado a mi padre, me da como un vuelco en el pecho"

Habla Antonio Agredano de los parecidos que tenemos o dicen que tenemos con otras personas

Antonio Agredano

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En esta sección de ‘Herrera en COPE’, Antonio Agredano mezcla lo “cotidiano y exótico” con una particular visión de las cosas de la vida capaz de equiparar con lo más sorprendente en sus "Crónicas perplejas".

Yo de pequeño quería ser Patrick Swayze en Dirty Dancing. Me peinaba como él. Me compré una camisa negra como la suya. Me puse mis primeras camisetas de tirantes. Me aprendí el baile final. Y, en la piscina mediana del Figueroa, en verano, ensayaba el salto con mis amigas del colegio.

Está bien tener aspiraciones, aunque luego la vida te las sepulte. Una vez, paseando por Madrid, me confundieron con Borja Thyssen. Estaba yo recién rapado y entre eso y las hechuras, no sé. También me han confundido con El Kanka y ahora que me he afeitado me dicen que le doy un aire a Mikel Erentxun. Averigua. En lo de Brad Pitt nadie se ha fijado. Y eso que tenemos unas manos parecidas.

Ahora me conformo con parecerme a alguien mucho más cercano. A veces, cuando me dicen: “Eres clavado a tu padre”, me da como un vuelco en el pecho. Él no es famoso, ni sale en películas, porque no quiere, ni enseña su casa en el Hola. Pero tiene muchas cosas que yo siempre deseé tener: su constancia, su nervio, su pausa…

A veces pasa, que la vida nos lleva a muchos sitios, a muchos lugares, a muchas expectativas… y llega el momento de regresar y de repente somos conscientes de cuántas cosas teníamos antes de empezar esta aventura que es ser adulto. Yo era un niño que soñaba con ser Patrick Swayze y ahora que paso los cuarenta, río como mi padre, sujeto la copa como él y veo el mundo parecido a como él lo ve. Compartimos miradas, vinos y recuerdos.

No sé si mi padre se sabe la coreografía final de Dirty Dancing, pero os digo una cosa: si este ha sido el puerto en el que he desembarcado, es porque el viaje ha merecido la pena.

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