‘Crónicas perplejas’: “Vamos a dejar que la gente haga el ridículo”

Habla Antonio Agredano de las despedidas de soltero

Antonio Agredano

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Habla Antonio Agredano En esta sección de ‘Herrera en COPE’, Antonio Agredano mezcla lo “cotidiano y exótico” con una particular visión de las cosas de la vida capaz de equiparar con lo más sorprendente en sus ‘Crónicas Perplejas’.

Me interesa mucho este último tema que propone Diego. Pero, por centrarnos. “Es que ir con una diadema con un pene en la cabeza no es decoroso”, dice la gente. Pero vamos a ver ¿Te parece más decoroso pasar un sábado en el Ikea? ¿Tú te has visto allí, bufando, con el lápiz y el papelito, en pantalones cortos, mirando dormitorios de mentira con la mano apoyada en la barbilla? ¿Eso es de mejor gusto? Recorrer los pasillos aquellos. Los matrimonios ahí discutiendo por el color de los platos. Los nombres que le ponen a los muebles, que se están riendo de ti. Coger un paquete de tablas encima, intentar meterlas en el coche, apretadas, buscando las palanquitas para bajar los asientos, llegar a tu casa, sudado, cansado, enfadado… y encima, tener que montar tus propias sillas, para sentarte… ¿Eso es de mejor gusto que lo de llevar un pene en la cabeza o pasear una muñeca hinchable por la calle? ¿Te parece más decoroso darle vueltas a la llave allen en pijama que ver ahí a los jóvenes, disfrazados de torero, rodeados de amigos, tomarse cincuenta cervezas y diez Larios cola, cantando, riéndose a carcajadas, intentando ligar? ¿Eso te parece de mal gusto? ¿Te molesta, de verdad? ¿Te molesta eso y no te molesta discutir de política con tu cuñado en una cena familiar a la que no quieres pero que te has tenido que comer con papas? ¿Te molesta eso y no te molesta tener que pasar la ITV, o ir a una reunión de la comunidad, o hacer cola en un Aldi, o recoger las caquitas del perro que tu hijo quería y que te prometió que iba a cuidar… que tú no querías perro, pero son las siete de la mañana y antes de irte al trabajo tienes que sacar al pobre Pipo y coger sus caquitas aún calientes con la mano metida en una bolsa mientras tu hijo, el que dijo que iba a cuidarlo, duerme porque ayer se acostó tarde jugando a la play? ¿Qué es mejor, llevar un pene en la cabeza o eso? ¿O tener que llamar al restaurante chino para decirles que se les han olvidado los rollitos de primavera? ¿Eso es mejor? ¿La vida adulta es mejor, es más decorosa, es más elegante, que una despedida de soltero? ¿Yo me quejo cuando te veo a ti en bermudas, con la camiseta blanca y entallada de publicidad del Clesa o de Colecor y las chanclas dejando ver tus uñas mejilloneras, bajando la basura, cuando coincidimos en el ascensor…

¿Yo me quejo de eso? Pues deja que los chavales se diviertan. Que bastante tienen los pobres con casarse. Que luego qué les espera. Las movidas, las hipotecas, las noches sin dormir con los hijos. Deja que se vuelvan locos un rato, hombre. Yo prefiero ver a una pandilla de despedida de soltero, ciegos, con todos sus adminículos, con todas sus ordinarieces, que verte a ti en el aguagym, con el gorro ese, que pareces un bolo del Gran Prix. Vamos a dejar que la gente haga el ridículo. Si luego lo de perder la dignidad tiene caminos muy variados. No hace falta ponerse un rabo en la cabeza, hay formas más sutiles de hacer el capullo. Míranos. Los que vamos de dignos

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