'Crónicas perplejas': "Todo edificio tiene dos puertas: por la que entra todo el mundo, por la que solo entran quienes no tienen nada que perder"

En esta sección de 'Herrera en COPE', Antonio Agredano mezcla lo “cotidiano y exótico” con una particular visión de las cosas de la vida capaz de equiparar con lo más sorprendente en sus 'Crónicas perplejas'.

Si el ser humano no hubiera sido curioso, no habría llegado a ninguna parte. Siempre hay un sitio más lejano a donde ir, o más profundo, o más escarpado. Es parte de nuestra naturaleza, meternos donde no nos llaman. Física y emocionalmente. A pie o con el alma.

Como siempre he sido torpe y despistado, he abierto muchas puertas que no debía. He transitado habitaciones oscuras. He buscado una salida casi palpando con las manos. Hay secretos que solo se revelan paso a paso.

Ya de niño saltaba la valla de mi colegio y recorría, un sábado por la mañana, las instalaciones desiertas. Era muy diferente al bullicio cotidiano, al de los compañeros corriendo de un lado a otro, el de los profesores poniendo orden. Me sentía dueño de aquel silencio y de aquel lugar. A veces me descubría el conserje, que vivía allí, y me gritaba por mi apellido.

Corría sin mirar atrás, me encaramaba a la verja, y salía disparado a casa. Una mañana me dejé en la barandilla un trozo de carne y me llevé, en la herida, un poco de pintura seca incrustada. Ahí sigue. Un día os la enseño. Como un tatuajito que me recuerda a mí mismo que la curiosidad es la que abre los espacios, la que hace que avancemos y que llenemos los huecos del día a día.

Porque todos los edificios tienen dos puertas: por la que entra todo el mundo, por la que solo entran quienes no tienen nada que perder. Y que pasa igual en el corazón de las personas. Siempre hay una entrada secreta, lejos de la vista de todos, en un callejón poco iluminado. Y es ahí donde, en ese espacio enigmático, nuevo y sombrío, donde empieza lo verdaderamente bueno de la vida.

las 'crónicas perplejas' de la semana de antonio agredano

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