'Crónicas perplejas': "No hay nada más sano que luchar contra la incertidumbre"
Habla Antonio Agredano de las cosas que guardamos "por si acaso"

Habla Antonio Agredano en sus 'Crónicas perplejas' en 'Herrera en COPE' de las cosas que guardamos "por si acaso"
Publicado el - Actualizado
2 min lectura
En esta sección de 'Herrera en COPE', Antonio Agredano mezcla lo “cotidiano y exótico” con una particular visión de las cosas de la vida capaz de equiparar con lo más sorprendente en sus 'Crónicas perplejas'.
Pocas cosas son más importantes que un “por si acaso”. Los “por si acaso” mueven el mundo. En lo pequeño y en lo grande. Amontonamos libros viejos por si acaso un día los leemos. Guardamos ropa que nos está pequeña por si acaso un día adelgazamos y nos entra. No dejamos a nuestros hijos que hagan ciertas cosas por si acaso les pasa algo. Nos aferramos a un puesto de trabajo que no nos gusta por si acaso un nuevo trabajo será peor. Los por si acaso tienen una única función: que nada cambie, que todo permanezca igual.
Y es cierto que a veces necesitamos estabilidad. Y más que estabilidad, necesitamos inmovilismo. Que nada se agite. Que de un vistazo entendamos todo. No caminar. No buscar. Simplemente estar. Hay un tiempo para cada cosa. Hay tiempos para la aventura y también para detenernos, para declararnos satisfechos con lo que hemos conseguido. Se llenan los cajones de la cocina de aparatejos que jamás usaremos y se llena nuestra cabeza de excusas para no cambiar, para no movernos.
Pero ay, llega un día, una mañana, de un día cualquiera. En el que todo nos sobra, empezando por nosotros mismos. Y compramos la cosa más terapéutica que existe, que son las bolsas de basura de tamaño comunitario. Las abrimos con determinación y empezamos a hacer limpieza. A meter todo aquello que sabíamos inútil pero que guardábamos por si acaso.
Y llenamos las bolsas y nos vamos vaciando nosotros también por dentro. Porque antes de tomar una gran decisión vital es necesario limpiar la cocina, reordenar los muebles, despejar los armarios, vaciar los altillos. Y ya luego, nos toca a nosotros.
A nuestras expectativas, nuestros miedos, nuestras dudas, nuestra valentía. Todo se mezcla. Sacamos la malo, nos agarramos a lo bueno. Y seguimos. Y ya no hay por si acasos que valgan. Ya todo somos nosotros y la vida. Ya todo somos el futuro que vendrá. Y se llenan las bolsas de excusas y de inutilidades, directas al contenedor. Porque no hay nada más sano que luchar contra la incertidumbre.
Las 'Crónicas perplejas' de la semana de Antonio Agredano
'Crónicas perplejas': "Es difícil vivir a ciertas edades lo que debimos vivir antes"