'Crónicas perplejas': "Me gusta la pizza con piña"
Habla Antonio Agredano de sabores, de la mezcla de sabores que hacemos al comer
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Habla Antonio Agredano en sus 'Crónicas perplejas' en 'Herrera en COPE' de sabores y de la mezcla de sabores que hacemos cuando comemos
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En esta sección de 'Herrera en COPE', Antonio Agredano mezcla lo “cotidiano y exótico” con una particular visión de las cosas de la vida capaz de equiparar con lo más sorprendente en sus 'Crónicas perplejas'.
Soy una de esas personas perseguidas, maltratadas en redes sociales, excluidas de las conversaciones, ridiculizadas en público… a las que le gusta la pizza con piña. Me gusta de siempre. No es una decisión que tomo por hacerme el moderno o el contracultural. No es una provocación. No es un delirio.
Me gusta de verdad. Si me tiene que entrevistar Jordi Évole, que me entreviste en su programa. Con poca luz, con voz grave y con los ojos llorosos confesaré: me gusta la piña en la pizza y quiero que España lo sepa por si a alguien más le gusta, que se sienta acompañado, y comprendido. Y que no pasa nada. Porque de la piña también se sale.
Tengo muchos defectos, muchos, pero una gran virtud que lo sepulta casi todo: soy un hombre muy curioso. Tengo que tocarlo todo, probarlo todo, meterme en cualquier parte. Soy de esos que por las noches no se quieren ir a casa porque piensan que lo mejor siempre está por llegar. Soy de los que se pierden en las ciudades. De los que se equivocan. De los que preguntan aún sabiendo que la respuesta no les va a gustar.
Me gusta la pizza con piña y quiero que España lo sepa"
'Crónicas perplejas' en 'Herrera en COPE'
La pizza con piña es lo de menos. Por supuesto probé insectos, anchoas con leche condensada, de niño me comía la fruta escarchada del rosco que los demás apartaban, he bebido todo tipo de mejunjes etílicos centroeuropeos. Allí donde iba, decía sí a lo que me sirvieran en un vaso o en un plato. Siempre he sido puro entusiasmo. He mordido cosas picantes, gelatinosas, ácidas, desagradables. He bebido licores que te tumbaban al segundo sorbo. Y todo eso soy. Porque sin desconcierto la vida se nos hace demasiado corta.
A mi edad, mi estómago me recuerda a menudo las noches infinitas y las comidas extensas. Ya estoy en otra época. Hace tiempo que no me como una pizza con piña. Prometo remediarlo esta semana. No quiero perder las buenas costumbres. Las buenas costumbres que son esas de hacer lo que nos dé la gana.