'Crónicas perplejas': "Nunca he ganado nada, pero siempre me he sentido un hombre afortunado"

Habla Antonio Agredano de los números de la suerte, de la lotería de Navidad y las supersticiones 

Antonio Agredano

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En esta sección de 'Herrera en COPE', Antonio Agredano mezcla lo “cotidiano y exótico” con una particular visión de las cosas de la vida capaz de equiparar con lo más sorprendente en sus 'Crónicas perplejas'.

Soy un hombre supersticioso. Si se derrama la sal, se me cambia la cara. Evito pasar por debajo de las escaleras. Si me cruzo en la calle un gato negro, le digo “zape, gato” hasta perderlo de vista. Pero con los números soy bastante permisivo. En las pachangas llevo el 13 en la espalda. Y casi siempre compro el cero en la lotería de Navidad, que es un número rotundamente feo. 

Este año me lo he jugado todo al 80, por ejemplo Fue el año en que nací. Llevo dos décimos que acaban en esa decena y hasta he puesto también esa cifra en dos rifas: en la del bar de abajo y en la del boxeo.

A mí nunca me ha tocado nada. Una vez un bingo, ahora que recuerdo. Con una chica, Ana, en una cita. Fuimos al cine, luego a cenar a un restaurante chino y acabamos en un bingo. Éramos jóvenes. Ganamos noventa euros. Qué tiempos. Las señoras con las que compartíamos mesa nos miraron con un profundo desprecio. Salimos de allí entre carcajadas.

Nunca he ganado nada, pero siempre me he sentido un hombre afortunado. Quizá porque he buscado mi fortuna muy lejos del dinero. En los afectos, en los viajes, en un puñado de personas que me hicieron muy feliz. A lo mejor el dinero es algo prosaico. Tan necesario como vulgar. No por tenerlo, que debe estar bien, sino por perseguirlo. Por dedicarle tanto tiempo.

Puestos a desenterrar un tesoro, prefiero el de los viejos amigos en los bares de siempre, el de mi familia riendo y bebiendo anís en torno a la mesa camilla, el de mis hijos bailando conmigo en la cocina…

      
             
      

Si me toca la lotería a lo mejor cambio de idea. Pero de momento, me quedo con la felicidad de lo cotidiano. Con el brillo de las rutinas. Con los grandes amores encerrados en los pequeños días.

Las 'Crónicas perplejas' de la semana de Antonio Agredano

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