‘Crónicas perplejas’: “Con la excusa del calor, la gente sale a cenar como saldrían a tirar la basura”

Habla Antonio Agredano del calor, de lo que es capaz de hacer la gente con tal de no sufrirlo

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La campaña de Antonio Agredano en sus 'Crónicas perplejas' para este verano: "Adopta a un cordobés"

Antonio Agredano

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En esta sección de ‘Herrera en COPE’, Antonio Agredano mezcla lo “cotidiano y exótico” con una particular visión de las cosas de la vida capaz de equiparar con lo más sorprendente en sus "Crónicas perplejas".

Hasta que en 'Andalucía Directo' no fríen un huevo en el capó de un coche en Montoro, no empieza el verano. Bueno, pues ayer lo frieron. Así que ya hace calor, oficialmente. Y que todavía haya gente que diga que prefiere el veranito. Donde se ponga el invierno.

Levantarse calentito dentro del edredón, sentirse como la carne de un kebab. O esa mesa camilla con el brasero chuminero. Y ese té calentito en una cafetería bonita. O los churros con chocolate hirviendo. Qué maravilla. Eso sí que son meriendas. Y no los magnuns enanos esos que venden ahora, que parece que han encogido con el frío, que tienen más palo que chocolate.

Todo el mundo quejándose de la temperatura. “Qué calor hace”, me dice uno nada más verme. Y yo empapado, boqueando como un pez en la cubierta de una barca de pesca, le digo: “No me había dado cuenta”.

He andado un kilómetro y ya tengo las ingles que me echas fideos y te hago un puchero. Y todo el mundo con bermudas, con camisetas de tirantes, con chanclas. Y encima con la excusa del calor, la gente sale a cenar como saldrían a tirar la basura. Y los autobuses en verano. Que parecemos pollos en un asador.

Sólo son felices los guiris. Esos son inmunes. La cerveza les hace invencibles. Con ese color que llevan, que parecen helados de nata y fresa. ¿Y qué hacíamos antes? Porque yo el primer aire acondicionado que vi en mi vida ya tenía quince años por lo menos.

Que me acerqué al aparato como los monos se acercaban al monolito negro en 2001: una odisea del espacio. Y ese Seat Málaga camino de Fuengirola, que abrías la ventana y habías inventado la air fryer.

En fin. Mientras gano el dinero suficiente para empezar a pasar los veranos en Suiza, que todo se andará, sobreviviré a base de sandías, ventiladores de techo y de paseos por El Corte Inglés para estar fresquito.

Y quien tenga una casa con piscina, que cuente conmigo, soy buen conversador, llevaré vino rosado y tiraré de la cisterna si hago uso del baño. Adopta a un cordobés. Pónganme en remojo hasta que llegue septiembre.

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