'Crónicas perplejas': “Los celos son horteras, una cosa antigua ya que no se lleva”
Habla Antonio Agredano de los celos
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En esta sección de ‘Herrera en COPE’, Antonio Agredano mezcla lo “cotidiano y exótico” con una particular visión de las cosas de la vida capaz de equiparar con lo más sorprendente en sus "Crónicas perplejas".
No puede uno querer echarse una novia guapa y luego enfadarse porque la miran. Todo no se puede tener. O te echas una pareja fea, fea, nivel, hacer llorar a las cebollas, fea de comprar un marco para poner una foto suya y dejar la que viene de muestra, fea nivel babuino en pompa haciendo yoga… que eso, quieras que no, da tranquilidad. Porque la fealdad, a nivel de pareja, relaja.
Pero si tú quieres la belleza, pues al final la gente se fija. La gente no es tonta y mira lo bonito. ¿Qué prefieres, Louis Vutton o Desigual? Pues eso. ¿Y qué hay que hacer con esto? Pues llevarlo con dignidad. Confiar.
Y yo digo, mis amigos lo saben… digo mucho: la pareja es un estado, no es una frontera. Quiero decir. Que aquí ya somos todos mayorcitos y cada uno sabrá lo que hace con su vida. Pero los celos son horteras. Son una cosa antigua ya. Que no se lleva. Y la gente tiene miedo a cuando las parejas salen de marcha, pero que se puede ligar en un supermercado, en el pasillo de los yogures. Echando la primitiva puedes ligar.
A un amigo mío le dio un infarto y se ha terminado casando con la enfermera de la ambulancia. Y eso no lo ves venir. Si al final en las discotecas no se liga. La gente se toma dos copas y empiezan a hablar en pársel como Harry Potter. No te enteras. No ligas. Son más peligrosos los gimnasios. Que me lo han contado a mí. Que va la gente muy fresquita, muy sudadita, y allí las feromonas se vuelven loquísimas.
Que los hombres con leggins, ojo cuidado ahí. Son irresistibles. Hay uno que va a mi gimnasio que parece una morcilla bípeda. Que lo veo venir y digo: “Madres, guarden a sus hijas, que aquí llega el hombre”. Que parece que se ha escapado de la charcutería, tan apretado, tan embuchado, le falta el cordón rojo cayéndole por la espalda y la etiqueta de Burgos. Es como una pantera, pero criada a pienso. Y luego se pone a hacer bodypump delante de mí, y se agacha y no sé para donde mirar. Se le transparenta todo. Es como meter dos patatas en una pantimedia. No hay necesidad.
En fin. No seáis celosos, de verdad. No sirve para nada. Si lo tenga que ser, será. Como decían en Parque Jurásico, la naturaleza siempre se abre paso. Aprovechar lo que dure y luego ya, pues, más cuernos que en la comunión de Bambi. Pero celos, no. Eso no lleva a nada. Ojos que no ven… disgusto que te ahorras.