'Crónicas perplejas': “Quiero que la vida no me resulte insoportable, sino un tesoro con pequeños defectos"
Habla Antonio Agredano de aquellas cosas que no soporta
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En esta sección de ‘Herrera en COPE’, Antonio Agredano mezcla lo “cotidiano y exótico” con una particular visión de las cosas de la vida capaz de equiparar con lo más sorprendente en sus "Crónicas perplejas".
Que los coches ocupen el espacio reservado para motos en los semáforos. Que las señoras, sobre todo las señoras, caminen lentamente y en paralelo como una legión romana y bloqueen toda la acera. Que los cubiertos, los platos y los vasos sean de diferentes cuberterías y vajillas. Que en los restaurantes y en los bares, las luces sean blancas e intensas, como si en vez de tomarme una ensaladilla tuvieran que operarme en un quirófano. Que la música suene demasiado alta en altavoces demasiado malos.
La lista de cosas que me dan coraje podría ser interminable. Y qué bonita expresión es: “Me da coraje”. Un paso por encima del disgusto pero un paso por debajo del odio. En la medida justa. Odiar exige demasiado esfuerzo. Ya no tengo edad para eso. El coraje es mucho más llevadero, es cabrearse, pero poco. Es una molestia, pero leve. Es algo soportable, más civilizado, menos oscuro.
Aún así, ya he dejado de culpar al mundo por su imperfección y he empezado a señalarme a mí por la irritabilidad. Quizá las cosas están bien como están, con sus fallos, con sus desconciertos. Y somos nosotros los que deberíamos pausarnos, relativizar lo que sucede a nuestro alrededor, ser comprensivos.
Empiezo a entenderlo casi todo. No quiero ser un gruñón. Quiero que la vida no me resulte algo insoportable, sino un tesoro con pequeños defectos. Que la pizza con piña no sea un motivo para el conflicto. Que el amor no se vea en peligro por los pelos en la ducha y los calcetines desparejados.
Las 'Crónicas perplejas' de la semana de Antonio Agredano
'Crónicas perplejas': “Para romper hay que crear. Y para crear, hay que esforzarse”