Marie Kondo se rinde y esto es lo que piensa Agredano del orden en sus 'Crónicas Perplejas': "Si no remueves"

Habla Antonio Agredano del desorden

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‘Crónicas perplejas’: “Tenemos que esconder un poco las cosas para poder vivir con desahogo”

Antonio Agredano

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En esta sección de ‘Herrera en COPE’, Antonio Agredano mezcla lo “cotidiano y exótico” con una particular visión de las cosas de la vida capaz de equiparar con lo más sorprendente en sus ‘Crónicas Perplejas’.

“Poner tus cosas en orden también significa poner tu pasado en orden”. Esta es una de las frases que Marie Kondo decía en su programa. Marie Kondo, hija, si ya me cuesta no amontonar los jerséis hechos un gurruño, imagina los recuerdos. Soy un hombre ordenado de armarios hacia fuera. Mi estudio está impoluto, pero, si abres los cajones y las puertas, todo el engaño se viene abajo. Amontono los zapatos sobre las camisetas y guardo el cargador del portátil junto a los calzoncillos. Eso sí, si no te da por curiosear dentro de los muebles, si simplemente echas un vistazo desde el quicio de la habitación, allí, donde suelo escribir y trabajar, se respira paz y cierto equilibrio.

Con la sentimentalidad soy igual que con mi estudio. Si no remueves mucho, todo parece en orden. Pero en mi interior los temores, las esperanzas y las astillas de la memoria están apiladas sin criterio. Las casas son lo de menos. Lo importante siempre es lo de dentro. Los calcetines desparejados y las camisetas arrugadas y los libros por todas partes y las zapatillas con resto de barro no son nada comparadas con aquellas mentiras que no pudimos perdonar, con aquellos amores que acabaron demasiado pronto y con aquellos futuros que uno sueña en la madrugada.

Pienso que todos somos un poco así. Que tenemos que esconder un poco las cosas para poder vivir con desahogo. Tapar las dudas. Esconder algunos secretos. Acumular derrotas en los altillos. Marie Kondo también se ha rendido, por cierto. Dice que con hijos la vida es ingobernable. Aunque no son sólo los hijos, sino uno mismo, que con el tiempo se abraza a la felicidad de lo imprevisible.

Y es que la vida, muchas veces, es como abrir un armario desordenado y no ser capaz de encontrar la camiseta que estabas loco por ponerte.

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