El comentario de Santi González, miércoles 8 de noviembre de 2018
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Siempre he pensado que la manera natural de expresarse los jueces es la redacción de sus sentencias. De ahí que no me parezcan procedentes las entrevistas en los medios ni los espontaneísmos en sala durante el ejercicio de su jurisdicción. De ahí que aquel comentario de la juez Ángela Murillo a Arnaldo Otegi durante el proceso que se le seguía por enaltecer al terrorista Sagarduy. El Tribunal Supremo corrigió aquello y ordenó la repetición del juicio con otro tribunal. Pero Otegi volvió a recusar a Murillo cuando tocó a esta juzgarlo por el caso Bateragune y aquí es donde el Tribunal de Estrasburgo ha fallado que Ángela Murillo no tuvo la apariencia de imparcialidad que cabía esperar.