Santi González: “Sánchez ha convertido el luto por Rubalcaba en argumento de campaña desde el ictus"

El exvicepresidente bautizó como ‘Gobierno Frankenstein’ al de Sánchez con el apoyo de podemitas, batasunos y separatistas

Santiago González

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El análisis de la actualidad del día de Santi González en 'Herrera en COPE'.

Los medios de comunicación han doblado el cabo de la muerte de Rubalcaba con desenvoltura. Los partidos vuelven a la campaña, dicen, con una generalización a todas luces abusiva. Los partidos que declararon duelo por el fallecimiento del exvicepresidente del Gobierno fueron estrictamente los de la oposición menos Vox, que no suspendió sus actos de campaña.

Tampoco el del Gobierno. Pedro Sánchez ha convertido el luto en argumento de campaña desde el momento mismo del ictus, cuando incomprensiblemente abandonó una cumbre europea en Rumanía hora y media antes de que terminase para viajar al hospital, como si fuera un cirujano que tuviese que operarlo. Llanto por el compañero caído después de haber hecho una campana de Huesca con todos los simpatizantes de Rubalcaba en el PSOE. Por decirlo con suavidad Rubalcaba y Sánchez no se llevaban. Él bautizó como Gobierno Frankenstein al de Sánchez con el apoyo de podemitas, batasunos y separatistas. Él caricaturizó el diálogo del que Sánchez ha hecho su primer mantra en entrevista con Susanna Griso: “O sea, vamos a sentarnos con ellos y acabarán siendo buenos”.

La experiencia demuestra que esa estrategia no funciona nunca, que cuando se pide una pista de aterrizaje lo que se dispone en realidad es una pista de despegue para los que antes estaban en tierra firme. Viene a resultar que sí. Hay también una anécdota que se registró en el velatorio de Alfredo Pérez Rubalcaba en el Congreso, cuando un particular arrojó al aire un puñado de folios y comenzó a soltar una soflama exigiendo un diálogo con el director del CNI o con el presidente del Gobierno. El happening duró 16 segundos hasta que el doctor Sánchez se acercó a él y le dijo: “Yo soy el presidente del Gobierno. Acompáñeme”. En Twitter hubo polémica entre los que jalearon la gallardía del presidente y los que consideraban que el incidente era una maña más de Iván Redondo.