Santi: "El mismo Sánchez que quería a Vox en los debates ahora lo deja fuera de la ronda de contactos"

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Tendrá que ser para otra vez. El levantamiento de una parte de los militares venezolanos se resolvió en un golpe de mano que devolvió la libertad a Leopoldo López, pero no fue suficiente para inclinar al grueso del Ejército del lado de la libertad. Hubo precipitación de Guaidó en la convocatoria, se dice; se adelantó porque el régimen iba a detener al presidente encargado y a encarcelar a López. Vladimir Padrino, que presumiblemente estaba por la tarea se ha echado atrás ante lo que le parece una guachafita y los opositores a Maduro no atienden llamadas de Estados Unidos.

No será ahora, pero la represión no va a prevalecer mucho tiempo. La pervivencia del dictador es una amenaza para Venezuela cada vez más a corto plazo. La dictadura bolivariana está en situación agónica, después de haber convertido a Venezuela en un estado fallido. Y eso sí que no tiene vuelta atrás, aunque caiga la dictadura. Cuando Maduro sea depuesto se impondrá un plan Marshall para rescatar a ese desgraciado país de la miseria.

Aquí en lo más cercano, Pablo Iglesias, el admirador de Nicolás Maduro, sigue alineado y sostiene que el Gobierno se equivocó al reconocer a Guaidó. Se comprende. El día que Maduro caiga, vamos a conocer con precisión la financiación de Podemos, el imposible trabajo de Monedero y lo demás.

También es comprensible que Iglesias se empeñe en entrar en el Gobierno de Sánchez. Lo necesita para disimular un fiasco electoral en el que se ha dejado 29 escaños. Claro que el doctor Plagios, que ha sobrevivido a su equipo, no ha podido con la imagen de Echenique, la criatura, sentada en el Consejo de Ministras. Lo que resulta más incomprensible es que Sánchez, el mismo Sánchez que no quería participar en los debates sin Vox, ahora no le admita en una ronda de conversaciones en la que debería participar de oficio.