"¿Es posible que Sánchez reciba peticiones tan descabelladas como las de Torra y no finalice la conversación?"

Santiago González

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Analiza Santi González en 'Herrera en COPE' la actualdiad del día.

Ayer, los separatistas catalanes con mando en plaza se  congregaron ante la tumba de Francesc Macià, el cadáver del corazón itinerante, fallecido en tal día como ayer, la Navidad de 1933, después de haber fundado Esquerra Republicana de Cataluña. El caso es que ayer, veníamos diciendo, Quim Torra Pla dijo unas palabras ante la tumba de Macià a las que era difícil buscarle sentido y mucho más aún encontrarle un nexo con la realidad.

Corrigió el discurso del Rey diciendo que en Cataluña no hay un problema de convivencia, sino de democracia. Roger Torrent, esa criatura lombrosiana que se sienta al frente del Parlamento catalán, ha ido un poco más lejos al decir que el Rey avala la violencia en Cataluña, no hay más preguntas.

Pero Torra también habló de la conferencia en la cumbre que sostuvo en el palacio de Pedralbes con el doctor Fraude y de la propuesta que le había entregado: 21 puntos entre los que cabe destacar “la desfranquización de España y el aislamiento del fascismo y la ultraderecha”. También tiene su aquel la exigencia de “la regeneración democrática y la ética política como fundamentos en los cuales basar la discusión política”. 

Y eso, ¿quién lo garantiza? Está muy claro. Para la regeneración y la ética nada como volver a los orígenes: encargarle la condición de vigilante a Jordi Pujol i Soley, pero la mejor de las propuestas es la reclamación del derecho a la autodeterminación, con una comisión internacional que medie entre los Gobiernos de Cataluña y España. ¿Es posible que el presidente del Gobierno de la Nación reciba peticiones tan descabelladas y no ponga punto final a la conversación en ese mismo momento? Al parecer sí, si ese presidente es Pedro Sánchez. ¿Y qué dicen sus ministras y sus ministros? Pues no dicen ni Pamplona. Al parecer se atragantan con los polvorones.