Santiago González: "Nadie entendería que Casa Real apartara a Juan Carlos I del acto"

Todos coinciden: la presencia del Rey emérito en el acto oficial del Congreso para la conmemoración de la Carta Magna es “imprescindible”

Santiago González

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Para Santi González el tema de este miércoles tiene un nombre: don Juan Carlos I. El tertuliano de ‘Herrera en COPE’ defiende la “imprescindible” presencia del Rey emérito en el homenaje de la Constitución.

Hoy, la Ley de Murphy ha aplacado su condición inexorable respecto al acto oficial de conmemoración de los 40 años de la Constitución, se sabe ya que el protocolo ha reservado un lugar destacado en los fastos al Rey emérito. No podía ser de otra manera. Nadie entendería que la Casa Real, después de exculpar con una nota vergonzosa a los espontáneos del besamanos, Pedro y Bego, apartase al hombre cuya presencia en el homenaje a la Constitución era más imprescindible, por haber sido el impulsor y artífice de la Carta Magna.

En estos días, el lunes para ser precisos, se han cumplido también 40 años de un viaje real a la Argentina durante la dictadura de Videla. Podemos y la prensa amiga han levantado su escándalo por un viaje que ocurrió un mes después de que naciera Pablo Iglesias y del que yo guardo buen recuerdo. Fue en aquel viaje cuando  yo empecé a pensar que teníamos el Rey que necesitábamos y faltaban aún más de dos años para el 23-F.

Yo había recibido la noticia del viaje con  natural disgusto, pero se me quitó al leer el texto de la intervención del Rey de España ante el dictador argentino en aquella cena de gala en la Casa Rosada, cuando Don Juan Carlos le explicó los valores de nuestra transición y la esencia de nuestra democracia a un dictador inicuo. Con estas palabras: 

"Estamos convencidos — y la experiencia histórica que está viviendo mi país lo atestigua- de que el cambio es siempre posible a través de medios pacíficos, ya que los aludidos problemas pueden ser resueltos por medios pacíficos. De la misma manera, también estamos convencidos de que el orden político y la paz social no pueden tener otros fundamentos que la dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son inherentes y el respeto de la ley". A mí me pareció y me sigue pareciendo que aquel discurso bien justificaba el viaje.