Santi González: “Llama la atención que Casado y Rivera no hayan rechazado la invitación de Sánchez"

Pedro Sánchez se adjudica el papel del Rey en la ronda de conversaciones con los candidatos

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Santiago González

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El análisis de la actualidad de Santi González en 'Herrera en COPE'.

Ayer se produjo la primera entrevista de la ronda que el doctor Sánchez se ha montado a imagen y semejanza del Rey, insistiendo en uno de sus lances preferidos, después de disputarle su tarea en el besamanos de la Fiesta Nacional, de achicarle al mínimo los viajes internacionales y ahora la ronda de conversaciones con los candidatos que la Constitución considera función del Jefe del Estado. Como ha escrito con fortuna mi paisano Ruiz Quintano es Zelig: se pone junto al Rey y de la misma empezamos a ver en él un trasunto de Felipe VI. Ya había dado muestras: se presentó en la Universidad Camilo José Cela con 200 folios de refritos sin indicación de autoría y todo el mundo le vio cara de doctor en Economía.

La reunión que ayer mantuvo en la Presidencia del Gobierno con Pablo Casado y las que hoy mantendrá en el mismo lugar con Albert Rivera y Pablo Iglesias constituyen otro fraude, una usurpación formal de las funciones reales. No es Pedro, es la Moncloa haciendo las veces de Zarzuela.

Nada puede sorprender ya en este falsario, pero sí llama la atención que Pablo Casado y Albert Rivera no hayan rechazado la invitación por haber sido citados en lugar inadecuado. Tendrían que haberle respondido: mira tío, quedamos en Ferraz, o en tu despacho del Congreso, ahora que ya tienes uno. O quedamos en La Ancha, que queda cerca, a comer una tortilla con callos y hablar de nuestras cosas. Detalles como estos son los que explican el triunfo de Sánchez.

Llama la atención que Pablo Casado y Albert Rivera no hayan rechazado la invitación por haber sido citados en lugar inadecuado

Otro asunto, que viene a ser el mismo, es la extraña posición de Pablo Casado y su rara estrategia para recuperar el centro, a la vez que invita a Rivera a permitir la investidura de Sánchez, dejándole a él de jefe de la oposición. Propósito tan interesante como inútil. Pablo Casado no ha entendido todavía que Albert Rivera tiene más interés en ser oposición al PP para poder ejercer después, ya en solitario, la oposición al PSOE. Es, quién lo diría, una estrategia maoísta: resolver la contradicción de primer plano para saltar después la principal. No sé por qué me parece que van a fracasar los dos.

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