La cueva de los horrores de Adeje

Javier Negre, en su Informe Negre de esta semana, aborda el crimen de Adeje.

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Javier Negre ha querido dedicar su informe al brutal crimen de Adeje en el que un padre alemán acabó a pedradas con la vida de su mujer y de uno de sus dos hijos en una cueva. Un episodio más de violencia de género del que supimos rápidamente gracias a que uno de los hijos pudo escapar, salvar su vida y contar a las autoridades policiales la trampa mortal que preparó su padre.

Silvia, una empleada de una empresa tecnológica, llegó a la localidad tinerfeña de Adeje el pasado lunes en compañía de sus hijos. Esta mujer, de 43 años, vivía en la ciudad alemana de Halle y llevaba desde 2016 pidiéndole el divorcio a Thomas, un cocinero de 43 años que se había trasladado a vivir a Adeje donde se había comprado una vivienda a pesar de que no se había registrado en el censo.  El hombre se resistía a formalizar los trámites de separación. La relación era aparentemente correcta y los niños ni siquiera sabían que se estaban separando. Por ello, Silvia decidió traer a Tenerife a sus dos hijos para que viesen a su padre. En este clima aparentemente de confianza, el padre decidió montar una excursión para toda la familia el martes.

Desde Adeje emprendieron por un sendero una caminata de siete kilómetros hasta llegar a una cueva donde les dijo a los niños que tenía escondidos regalos de Pascua.  Una cueva entre el Barranco del Burro y el Barranco del infierno. Una trampa mortal. Una vez dentro de la cueva y la madre empezó a ver que todo aquello era un encerrona y comenzó a discutir. El hombre empezó a agredir a su madre con piedras y luego a su hijo mayor de diez años. Jonas, el pequeño de ocho años, al ver cómo golpeaban a sus familiares y ver a su madre sin dientes y con sangre, le tiró una piedra a su padre y salió huyendo. Thomas le provocaría sendos traumatismos craneoencefálicos a su mujer e hijo a pedradas ocasionándoles la muerte. Después se iría a su casa de vuelta, le vería un testigo con una cerveza y se metería en la cama. Tan tranquilo. Cuando los agentes al día siguiente fueron a detenerle, les dijo que su familia se había quedado caminando por el campo y no preguntó por el hijo que había escapado y que le había delatado.

El instinto de supervivencia de este niño de 7 años que huyó para salvar su vida y avisar que la de su madre y hermano corrían peligro. Recorrió 4 kilómetros campo a través y, temiendo que su padre le persiguiese, fue tan inteligente que no huyó por la carretera por la que previamente habían llegado a aquella cueva del horror en la que Thomas cometió el macabro crimen. Unos vecina llamada Rosi encontró al menor desorientado y temeroso. Y al ver que no hablaba español, avisó a su amiga Annaleis, una holandesa que hablaba alemán, que se encargó de preguntarle qué había ocurrido y fue cuando llamaron a la Guardia Civil que interrogó al pequeño. Fue éste quien llevó a los agentes hasta el lugar del crimen donde aún quedaban restos de sangre cuando llegaron. Annalies no se separó del niño que durmió junto a ella a la espera de que llegasen sus abuelos de Alemania. El pequeño se durmió y hasta el viernes estuvo creyendo que su madre y su hermano seguían con vida. 

Jonas ha quedado bajo la tutela de la Dirección General de Protección a la Infancia y a la Familia del Gobierno de Canarias, hasta que pueda regresar a Halle, la ciudad alemana donde residía. Sus abuelos no tienen medios económicos para volar hasta Tenerife y las autoridades alemanas no han querido pagar el traslado. Un sacerdote alemán llamado Immo Wache será quien vele por él hasta entonces. Es jefe de la Iglesias protestante del sur de Tenerife y ha dicho que su papel será darle apoyo moral al crío. El consulado de Alemania en Las Palmas de Gran Canaria informó ayer de que está haciendo todo lo posible para que el pequeño vuelva a Alemania cuanto antes.

El presunto asesino todavía no ha confesado, aunque los investigadores lo tienen bastante claro y eso que trató de mentirles. Cuando los agentes le detuvieron a la mañana siguiente, les dijo que su familia estaba de paseo. Tenía arañazos y rasguños en las manos compatibles de un forcejeo con su mujer que también tenía arañazos ya que intentó defenderse. Ni siquiera preguntó por el hijo que se había escapado. El hombre está en prisión comunicada y sin fianza desde que el pasado viernes el juez que investiga el caso decretase su ingreso. Tras declarar durante más de seis horas, la jueza titular del Juzgado de Violencia contra la Mujer imputó al detenido dos delitos de homicidio o asesinato consumado y uno de homicidio o asesinato en referencia al niño que sobrevivió.

El pasado viernes el juez que investiga el caso decretó su ingreso en la cárcel. La Fiscalía de Halle ha decidido abrir un proceso penal que podría desembocar en una petición de extradición. No tenía antecedentes ni denuncias por violencia de género, pero eso no quiere decir que no hubiese sometido a su pareja a un régimen de terror doméstico. No es raro que haya hombres que maltratan a sus mujeres y que éstas por miedo no denuncien. Fuentes cercanas a la pareja, hablan del perfil celotípico de él. 

Pese a lo que pueda parecer, este caso no ha levantado mucha conmoción en Alemania. En este país los casos de violencia de género no ocupan el lugar que se merecerían en sus medios para despertar el repulsa de la sociedad. Estos casos son tratados eufemísticamente como “dramas sentimentales” y ni siquiera están tipificados los delitos de violencia de género por lo que el caso de Thomas se trataría de un caso por doble asesinato con agravantes de premeditación y crueldad. Prácticamente ningún medio alemán está siguiendo el desarrollo de la investigación. Estos temas son una especie de tabú en la prensa a pesar de que la violencia machista proporcionalmente es mayor en Alemania que en España. En 2017, 147 mujeres fueron asesinadas en el país germano.Casi tres a la semana. Esto supone tres veces la cifra media española. En Alemania, una de cada cuatro mujeres entre 16 y 85 años asegura haber sufrido violencia física o sexual por parte de su pareja.Según los datos de los que dispone Eurostat, Alemania ocupa la séptima posición en el ranking de violencia de género con una tasa de 0,39 por cada 1.000 habitantes y España la posición 16 con una tasa del 0,20. Malta lidera esa negra clasificación con un terrible 0,92. Unas muertes que jamás deberían producirse.