Así era la vida de 'el rey del cachopo' en Zaragoza: era un desastre en la cocina y se echó novia

César Román, el llamado 'Rey del Cachopo' llegó a Zaragoza en agosto y no se escondió ni mucho menos. Se alquiló una habitación en un piso que compartía con unos dominicanos en el zaragozano barrio de las Delicias, muy cerquita de la estación del AVE, y empezó a frecuentar bares en Zaragoza como el Karibú. Se dejó barba, se rapó el pelo, perdió cinco kilos y se presentó en la sociedad maña como José Rafael Rujano Contreras, cocinero de profesión y procedente de Maracaibo (Venezuela).

El hombre, sin un duro en el bolsillo, decidió ponerse a trabajar.En uno de los bares donde se tomaba sus cervezas le dijo al dueño que andaba buscando trabajo de cocinero.El propietario le informó que en uno de los restaurantes de al lado estaban buscando uno. Y César se presentó en Casa Gerardo y le entregó a su dueña, Raquel Contreras, un currículum culinario de ensueño. Decía que había aprendido en la Basque Culinary Center y trabajado mano a mano con Arzak al que llamaba cariñosamente Txemari. La dueña se quedó asombrada y le contrató el 10 de octubre. Todavía el asunto no había saltado a la luz pública.

El hombre le pide que le llame Txiki y justifica su acento español porque sus padres son gallegos. Quería cobrar en negro, pero la dueña le obliga a abrirse una cuenta para recibir la nómina y le pide el DNI. Él le dice que es venezolano, que tiene NIE pero que le robaron la cartera. La propietaria le pide que lo denuncie en una comisaría de la Policía Nacional y el hombre lo hace al día siguiente para poder se contratado. 

Su familia denunció su desaparición el pasado 30 de julio, facilitando su fotografía a la Policía y en la comisaría del Paseo María Agustín de Zaragoza no se dieron cuenta cuando se presentó. Es cierto que aún no pesaba sobre él una orden internacional de busca y captura que se activó hace unas semanas. Allí se presentó como ciudadano venezolano, dio un número de NIE y una identidad real que había suplantado. 

Una vez que había denunciado el robo de su documentación personal, la propietaria del restaurante le formalizó el contrato, le dio de alta en la seguridad social y César comenzó a trabajar por 900 euros al mes. No tardó en erigirse como un auténtico desastre en la cocina. Era incapaz de aprenderse la receta que le enseñó el dueño de su hojaldre de rape y se le pasaba el arroz. Querían echarle, pero les daba pena a los propietarios. El hombre sigue haciendo vida normal, va al supermercado, se le ve de cañas por el barrio. Era muy sociable y ni siquiera se esconde cuando algunos policías municipales coincidían en locales a los que él iba. Hasta tal punto era sociable que se echa una novia latinoamericana de La Muela a la que conoció en una aplicación de ligoteo y a la que llegó a enviarle fotos de su rostro. 

Cesar Román fue detenido la pasada semana en el restaurante 'Casa Gerardo'. La titular del Juzgado número 8 de Zaragoza decidió enviarle a la prisión de Zuera de forma preventiva imputado por asesinato y ahora la causa ha pasado a manos del Juzgado de Instrucción número 32 de Madrid. Hoy se celebrará una vistilla en Madrid si la huelga de jueces y fiscales no lo impide. Ha declarado a la Policía que es inocente y durante el registro de su vivienda llegó a decir que el cuerpo que apareció no era el de su novia y que él no había sido. Los agentes encontraron cuatro teléfonos móviles, tres tarjetas prepago.

Ha contratado a Javier Notivoli, un abogado mediático que ya llevó la defensa del autor del crimen de Fago. Javier me decía que lo ha visto tranquilo y que le ha dicho que es inocente, pero claro este hombre ha mentido tantas veces que ya es complicado creérselo y menos cuando parece ser que la Brigada de Homicidios maneja claros indicios en su contra.