Luis del Val: "La desconfianza se instala entre la pandilla del dictador Maduro"

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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La Asociación Española de Amigos del Papel de Fumar se ha puesto muy nerviosa ante los acontecimientos de Venezuela, y una de sus socias más preclaras, Isabel Celáa, se apresuró a comunicar enseguida que el gobierno provisional del que ella forma parte, no está a favor de los golpes de Estado. Bueno, nadie está a favor de los golpes de Estado, ni del granizo, ni de la viruela. Pero contrasta tan rápida preocupación y estas prisas de una de las componentes de la Asociación de Amigos del Papel de Fumar, con la indiferencia y el silencio ante el hecho evidente, diario y constante, de que Venezuela es el país más violento del planeta. Y cada día, cada 24 horas, 63 venezolanos mueren asesinados de forma violenta. No estamos hablando de falta de pan, de que no haya papel higiénico en la tienda, estamos refiriéndonos a más de medio centenar de cadáveres de seres humanos que, cada día, reciben un golpe, un balazo o una puñalada. No he escuchado ni una palabra de reprobación, de disgusto o de intranquilidad ante este hecho constatado, y sí, en cambio, la repetición permanente de la Asociación Española de Amigos del Papel de Fumar, de que no haya derramamiento de sangre si hay un levantamiento militar. Bueno, el levantamiento militar está por ver, pero derramamiento de sangre es diario, constatable y cuantificable.

Lo mejor que ha tenido este ensayo, sin que estuvieran presentes todos los actores del reparto, es que el miedo comienza a cambiar de bando y la desconfianza se instala entre la pandilla del dictador. No sólo los que tienen una fortuna, gracias al narcotráfico, patrocinado por la revolución bolivariana, sino entre los propios generales. Bueno, como en Venezuela hay más de dos mil generales hay que andar con tiento, porque un general en el ejército venezolano viene a ser como el dueño de un minicine de pueblo para la industria de la cinematografía. Pero de entre esos dos mil, y otros de menor rango, se ha instalado el cálculo de que el posible traidor de hoy puede ser el héroe liberador de mañana o, al revés, que el leal servidor de Maduro de hoy, mañana puede ser degradado por sus compañeros más madrugadores. Y ya se sabe que tras el ensayo, siempre viene la representación, y que los dubitativos siempre se pasan en masa para ir en socorro del vencedor. Pero lo mejor de todo es que Maduro ya no duerme tranquilo, no sólo. Y también ha sido positivo conocer el grado de sensibilidad de la Asociación Española de Amigos del Papel de Fumar, que se mostraron indiferentes ante el golpe de Estado de Maduro, y al intento de restituir la democracia le llaman golpe, con ese gesto de desagrado que me recuerda el título de una película de los sesenta: “Sexo no, por favor, somos británicos”.