Luis del Val: "Rivera piensa que si se sienta en frente de Vox se contagiará de viruela"

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Luis del Val

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Antes de echarle la culpa de todo a Albert Rivera, incluidas las tormentas de ayer, recordemos que el Rey Felipe VI le encargó la formación de Gobierno a Pedro Sánchez. Y el responsable del éxito o del fracaso será Pedro Sánchez, de la misma manera que el jefe de Ventas de una empresa es el responsable de las ventas, y si no logra vender, nadie le echa la culpa a los clientes.

Aclarada esta obviedad, recordemos que Pedro Sánchez, sabiendo que para ser presidente del Gobierno del Reino de España tendría que pactar con los que se divierten mucho quemando fototrafías del Rey y proclamando, desde el desayuno hasta la cena, que no quieren ser españoles, hizo algún guiño verbal a Ciudadanos.

Pedro Sánchez miente hasta en la tesis doctoral, pero es muy listo, y puso en circulación esa especie de que si hay que repetir elecciones lo hará con lágrimas en los ojos, aunque en el fondo esté más contento que una encuesta de Tezanos. Y Albert Rivera, que parece inteligente, y en ocasiones hasta lúcido, le compró la moto sin saber que la compraba y ha llegado, incluso, a negar cualquier posibilidad de reunirse con el presidente en funciones que quiere ser presidente.

Hombre, don Alberto, un político debe reunirse con todo el mundo, o dedicarse a otros menesteres. Por ejemplo, monje trapense que no te tienes que reunir con nadie excepto con el padre prior.

Pedro Sánchez es bastante cínico, pero Albert Rivera ha sufrido un ataque de virginidad sobrevenida y cree que si le da la mano a Pedro Sánchez se va a quedar embarazado de socialismo, y ya no te digo si se sienta frente a un militante de Vox, que nada más mirarle piensa que corre el peligro de contagiarse con unas purgaciones.

Una cosa es que dijera en campaña electoral que no pactaría con el PSOE y otra cosa es que desaparezca de un acto por si aparece Pedro Sánchez. Y también es distinto que afirme que es un liberal y que no es de derechas pero eso no le obliga a no asistir al Congreso de los Diputados por si ha entrado alguno de Vox sentado en su escaño.

Lo de que Vox contagia la viruela democrática es una consigna de la izquierda que han comprado el centro y la derecha sin rechistar, lo que les obliga a una coherencia ridícula que la izquierda no mantiene con la extrema izquierda o con el secesionismo pariente del terror, como se ha visto en Navarra. Así que, por un lado, el PSOE virtuoso pacta y habla con todos los extremismos, excepto con VOX, y en la margen derecha y central han admitido cortarse un pie para no disgustar al PSOE y participar en la carrera a la pata coja.

Albert Rivera debería reunirse con Pedro Sánchez, aunque sea para manifestar su desacuerdo, y con cualquiera si es para lograr un trato político. Ahora bien, si Albert Rivera ya solo habla con virtuosos, y sólo está dispuesto a entrevistarse con seres como San Luis Gonzaga y San Juan Evangelista, deberá esperar a morirse. Eso sí, políticamente puede fallecer antes de lo previsto, porque la virginidad es a la política lo que la caridad es a la banca.